¿Para
qué sirve tu trabajo?
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Parece
que nuestra vida corre el riesgo de estar fragmentada: un tiempo para la vida
familiar, un tiempo para la vida profesional, un tiempo para la vida social, un
tiempo para la vida espiritual, etc. Para evitarlo, atiende a tu vida
espiritual para que esta se convierta en nexo de unión de todas la facetas de
tu vida. El tiempo que pasamos trabajando solo se vivirá bien si ponemos
nuestro corazón en esta parte íntima de nosotros mismos donde buscamos una
conexión con el que da sentido a nuestra vida y nos anima a sentir una gran
satisfacción por el deber cumplido.
Inspírate en la Jesús, María y José
Nadie duda que la Sagrada
Familia siempre integró el trabajo en su vida de oración. El Ángel anunció a
María que estaba encinta mientras trabajaba. José, heredero de raza real y humilde trabajador
manual, llevará a María a su casa, a petición del Señor, y asegurará con su
trabajo el sustento del niño Dios y de su Madre.
Jesús mismo trabajó, a
tiempo parcial durante su infancia, y a tiempo completo después, aprendiendo y
luego ejerciendo el oficio de carpintero. Y sabemos que Jesús no hacía nada sin
rezar a su Padre.
«Ora et labora»
Cuando los monjes toman el
lema “Ora y labora”, a su vez expresan esta necesidad de hacer
del trabajo una ocasión para rezar, y posiblemente una oración.
San Juan Pablo II dijo que el
trabajo debe estar “al servicio del hombre” y no lo contrario. Como Dios es el Fin
último de la persona humana, esto significa naturalmente que el trabajo, al
servicio del hombre, contribuirá a acercarlo de Dios.
¿El
trabajo: un castigo o una santificación?
Al mismo tiempo sabemos, en
el Génesis, que el pecado original ha hecho que la misión encomendada al hombre
para dominar la Creación sea una actividad que, cierto, le permite subsistir,
pero con pena y sudor. ¿Debemos
deducir que hay dos partes en el trabajo, una noble, en la que el hombre se
siente legítimamente como continuador de la obra divina, y otra en la que
sufre, como un castigo?
Es en nuestro mundo marcado
por este pecado original que Dios vino a vivir y trabajar, manualmente hasta
sus 30 años y a evangelizar durante tres años. El primer trabajo fue humilde,
sus alegrías y sus cruces discretas. El segundo fue más noble, su cruz y su
gloria fueron luminosas.
Nuestro camino desde
entonces está trazado. Todo nuestro trabajo es para la gloria de
Dios, ya sea creativo, gratificante, apasionante o repetitivo, escolar,
doméstico, técnico, artístico o intelectual, ya sea lucrativo o benévolo. Cualquier tarea puede
ser ordenada para el amor de Dios y el prójimo.
Yannik
Bonnet
Fuente:
Aleteia