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ideas para acercar a tus hijos las parábolas que contó Jesús
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El
Evangelio contiene muchas parábolas cuyo significado a menudo se les escapa a
los niños. ¿Cómo podemos leer con ellos estas parábolas, ayudándoles a
comprenderlas, a memorizarlas, a meditarlas, a asimilarlas, es decir, a
hacerlas “suyas”, tanto como asimilamos los alimentos?
Jesús
cuenta historias usando comparaciones: parábolas. Pero no se trata de simples
historias ilustradas, sino que incluyen enseñanzas. Aquí le indicamos cómo
explicárselas a los niños para que puedan disfrutar plenamente de ellas.
1
INSPIRARSE DE LA VIDA COTIDIANA
Vincular
la parábola a un acontecimiento vivido durante el día coloca al niño en la
situación de los contemporáneos de Jesús: los ejemplos elegidos por Jesús se
hacen concretos para el niño. Eso es especialmente importante para los pequeños
que viven en zonas urbanas y que tienen pocas oportunidades de ver, aparte de
en la televisión o en los libros, un campo de trigo, una planta en crecimiento,
un fruto en el árbol o un rebaño de ovejas.
2
USAR LIBROS
Para
ilustrar la parábola recordando al niño lo que ha visto durante el día, se
puede utilizar un libro, ya sea un libro religioso que presente las parábolas
ilustradas, o un libro para profanos con fotos o dibujos apropiados (vid,
campos de trigo, ovejas, etc.).
3
IMITAR E ILUSTRAR LAS PARÁBOLAS
Como
todo fragmento del Evangelio, el texto puede ser mimado por los niños, que así
van presentando no sólo el relato propuesto por Jesús, sino también su
significado profundo.
Por
ejemplo, los niños pueden mimar el Evangelio de la oveja perdida representando
primero el rebaño, la oveja perdida y el pastor que va en busca de ella, luego
el pecado, el arrepentimiento y la alegría del perdón.
Las
parábolas también se pueden dibujar o utilizar para varias tareas manuales. Por
ejemplo: tableros de semillas encoladas, ovejas de algodón con patas de
cerillas, racimos de uvas u otras frutas hechas de pasta de sal, etc.
4
ARREGLAR EL RINCÓN DE ORACIÓN
El
rincón de oración puede ser decorado según la parábola elegida: un ramo de
espigas, follaje, semillas germinadas, modestas flores de campo, plumas de
pájaro encontradas en el suelo o dibujos y fotos que evocan estos elementos
naturales.
5
PONER LAS PARÁBOLAS EN EL CORAZÓN DE LA ORACIÓN EN FAMILIA
Leer
la parábola, imitarla, ilustrarla no es suficiente, por supuesto. Todo esto
sólo es una introducción a lo esencial, es decir, a la oración.
También
puede ser una manera de renovar un poco la oración en familia (en cuanto a la
forma): empezamos hablando de un descubrimiento o de un acontecimiento del día
(por ejemplo, un paseo por las viñas), contamos o leemos la parábola, la
repetimos con gestos, y poco a poco nos recogemos para entrar en la oración
silenciosa.
Unas
pocas palabras en voz alta, una canción puede prolongar esta oración silenciosa
antes de recitar juntos el “Padre Nuestro” y el “Ave María”, como todas las
noches.
6
MEDITAR SOBRE LOS TEXTOS DEL EVANGELIO
La
parábola también puede ser utilizada como marco para un examen de conciencia.
La parábola del sembrador nos invita a preguntarnos cómo recibimos la Palabra,
la de la oveja perdida nos conduce a preguntarnos sobre la ansiedad por ser
encontrados por el Pastor divino, etc.
Christine
Ponsard
Fuente:
Aleteia