El
primer día de la semana, la fiesta de la resurrección de Cristo, el domingo es
el “Señor de los días” como dijo san Juan Pablo II. Entonces, ¿cómo podemos
hacer que este día sea verdaderamente fuera de lo común?
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© Olena Yakobchuk |
Para
muchas familias, el domingo es un día devorado por múltiples actividades, un
día gris o aburrido, un día para dormir y recuperarse. Sin embargo, hay muchas
maneras que pueden ayudarnos a hacer del Día del Señor un día de celebración y
alegría.
Hacer que los niños se impliquen en ello
Música al
despertar, aleluya cantada para bendecir la comida, acción de gracias por la
semana pasada, cubiertos ordenados, merienda festiva, actividad familiar... Todos estos detalles
pueden marcar el “señor de los días”, siempre que se planifiquen con antelación
para mantenerse relajados.
¿Y por qué no dar también
rienda suelta a la creatividad de los niños? ¡No les faltan ideas cuando
se trata de fiestas!
El
domingo también es un día bendito para compartir el amor de Cristo recibido en
la misa.
Invitando
a alguien, olvidando los comentarios sobre los comportamientos de los niños en
la mesa, asegurándose de que cada uno habla, y pidiendo a los demás que
escuchen atentamente, podemos fácilmente transformar
un triste domingo en un verdadero día de celebración.
Por
Guila Gaillard
Fuente:
Aleteia