El
próximo 18 de mayo la Iglesia celebrará el centenario del nacimiento de San
Juan Pablo II
En
Vatican News entrevistamos al Vicepresidente del Pontificio Instituto Teológico
Juan Pablo II, el Profesor Gilfredo Marengo.
A
pocos días del aniversario de los 100 años del nacimiento de San Juan Pablo II,
recordamos a este gran Papa, que pasará a la historia entre otras muchas cosas
por ser el Papa de las familias. Juan Pablo II durante sus 26 años de
Pontificado habló incesantemente de la familia, fue uno de los temas que más
profundizó, pero ¿porqué este tema era tan apreciado para él, que sucedía en el
mundo para que le diera tanta importancia? Según el Profesor Gilfredo Marengo,
para comprender el lugar de la familia en el Magisterio de Juan Pablo II, se
debe mirar a dos factores: “El primero – dice – es su biografía, su especial
sensibilidad cultural y también pastoral, tal y como el declaró:
«Como
sacerdote, me di cuenta muy pronto de esto. Sentía una llamada interior en esa
dirección. Hay que preparar a los jóvenes para el matrimonio, hay que
enseñarles el amor. El amor no es cosa que se aprenda, ¡y sin embargo no hay
nada que sea más necesario enseñar! Siendo aún un joven sacerdote aprendí a
amar el amor humano. Éste es uno de los temas fundamentales sobre el que centré
mi sacerdocio, mi ministerio desde el púlpito, en el confesonario, y también a
través de la palabra escrita» (Cruzando el umbral de la esperanza).”
“En
segundo lugar – señala – la herencia del Concilio Vaticano II que miró la
familia como uno de los “problemas más urgentes” de nuestro mundo”. “Nosotros
sabemos bien que Juan Pablo II se consideraba un hijo del Concilio y vivió su
Pontificado como desafío y tarea para realizar las enseñanzas de este extraordinario
acontecimiento eclesial”, señala el Vicepresidente del Pontificio Instituto
Teológico Juan Pablo II.
La familia se encuentra
amenazada
Desde
hace alguna década, la familia se encuentra amenazada, e incluso se puede decir
“destruida” por la decadencia de los valores morales, por el materialismo y por
la mentalidad consumista que nos invade. Para el Prof. Gilfredo, “se puede
decir que, en un cierto sentido, la familia está siempre amenazada, porque está
al centro de un encuentro dramático de dos libertades y ninguna puede a
priori escapar de esta dramática”. “Al mismo tiempo – explica –cada época
está marcada por distinguidos desafíos. Algunos de nuestro tiempo estaban bien
presentes en la temporada de Juan Pablo II: la separación entre amor y
fecundidad, el escepticismo hacia el "para siempre" del amor” pero
otros – dice – “son hijos de nuestro tiempo”. “Yo creo que el mayor problema
sea hoy una curiosa comprensión del amor: todo el mundo mira al amor casi como
único valor por el que dar la vida, pero al mismo tiempo cada uno pretende
decir lo que es amor, siguiendo un sentido demasiado subjetivo”.
A
esto añade que, se puede decir que hoy el amor “es la sola religión de la post
modernidad: “Yo creo que aquí se puede apreciar la tarea y la misión de la Iglesia
hoy: Dios es amor, pero amor puede convertirse en ídolo”.
La gran contribución de
San Juan Pablo II en la familia
Recordando
las innumerables aportaciones del Papa Juan Pablo II en este campo, destaca su
Exhortación Apostólica Familiaris Cosortio, la cartas a las familias del 94,
pero también creo el Pontificio Instituto Juan Pablo II en el que el Profesor
Gilfredo Marengo es Vicepresidente. Don Gilfredo asegura que el Magisterio de
Juan Pablo II sobre el matrimonio y familia “está verdaderamente como un unicum y
una novedad absoluta en la historia de la Iglesia” y puntualiza que su
Instituto “es un fruto de la temporada sinodal sobre la familia que produjo
Familiaris consortio (1981), testigo de la mayor atención a la familia que
animó el Papa”.
De
hecho – continúa –“la fundación de un Centro Académico Internacional sobre la
familia hace comprender que el Papa tenía muy claro que el cuidado de la
familia por parte de la Iglesia pedía también una fuerte inversión de reflexión
e investigación teológica” y “esta – dice – es la misión de nuestro Instituto
desde hace 39 años”.
En
este sentido, recuerda como en estos últimos años el Papa Francisco ha invitado
a renovar nuestro compromiso con la certeza de que podemos responder a las
preguntas de la iglesia y del mundo, arraigados en la única herencia de nuestro
Fundador. “Nos sentimos protagonistas del deber de acompañar a los hombres de
nuestro tiempo, a realizar lo que el Papa Francisco llama "sueño de
Dios": «Querer formar una familia es animarse a ser parte del sueño de
Dios, es animarse a soñar con Él, es animarse a construir con Él, es animarse a
jugarse con Él esta historia de construir un mundo donde nadie se sienta solo,
que nadie sienta que sobra o que no tiene un lugar» (Philadelphia, 26 settembre
2015)”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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