Hace
90 años el Papa Pío XI publicó la Carta Encíclica Casti connubbii sobre el
matrimonio cristiano, en la que destacó que “la prole” ocupa “el primer lugar
entre los bienes del matrimonio” y condenó las leyes a favor del aborto y de la
eutanasia
Papa Pío XI. Foto: Dominio público |
“La
prole, por lo tanto, ocupa el primer lugar entre los bienes del matrimonio. Y
por cierto que el mismo Creador del linaje humano, que quiso benignamente
valerse de los hombres como de cooperadores en la propagación de la vida, lo
enseñó así cuando, al instituir el matrimonio en el paraíso, dijo a nuestros
primeros padres, y por ellos a todos los futuros cónyuges: Creced y
multiplicaos y llenad la tierra”, escribió el Papa Pío XI en este documento
magisterial que fue publicado el 31 de diciembre de 1930.
En
esta línea, el Pontífice destacó que “el bien de la prole no acaba con la
procreación: necesario es que a ésta venga a añadirse un segundo bien, que
consiste en la debida educación de la misma”, y que para esto “durante muchos
años, necesita el auxilio de la instrucción y de la educación de los demás”.
Además,
el Papa Pío XI explicó que San Agustín dijo que el segundo de los bienes del
matrimonio “es la fidelidad, que consiste en la mutua lealtad de los cónyuges
en el cumplimiento del contrato matrimonial, de tal modo que lo que en este
contrato, sancionado por la ley divina, compete a una de las partes, ni a ella
le sea negado ni a ningún otro permitido; ni al cónyuge mismo se conceda lo que
jamás puede concederse, por ser contrario a las divinas leyes y del todo
disconforme con la fidelidad del matrimonio”.
Asimismo,
el Papa Pío XI advirtió sobre el “crimen gravísimo con el que se atenta contra
la vida de la prole cuando aun está encerrada en el seno materno. Unos
consideran esto como cosa lícita que se deja al libre arbitrio del padre o de
la madre; otros, por lo contrario, lo tachan de ilícito, a no ser que
intervengan causas gravísimas que distinguen con el nombre de indicación
médica, social, eugenésica”.
“Todos
ellos, por lo que se refiere a las leyes penales de la república con las que se
prohíbe ocasionar la muerte de la prole ya concebida y aún no dada a luz, piden
que las leyes públicas reconozcan y declaren libre de toda pena la indicación
que cada uno defiende a su modo, no faltando todavía quienes pretenden que los
magistrados públicos ofrezcan su concurso para tales operaciones destructoras;
lo cual, triste es confesarlo, se verifica en algunas partes, como todos saben,
frecuentísimamente”, afirmó el Pontífice en 1930.
Por
último, el Papa Pío XI exhortó a estar atentos a
los errores y peligros que amenazan el sacramento del Matrimonio “y sobre los
remedios con que se les puede combatir” para que todos “lo impriman en su
inteligencia, lo acaten en su voluntad y, con la gracia divina, lo pongan por
obra, para que así la fecundidad consagrada al Señor, la fidelidad inmaculada,
la firmeza inquebrantable, la profundidad del sacramento y la plenitud de las
gracias vuelvan a florecer y cobrar nuevo vigor en los matrimonios cristianos”.
Traducido
y adaptado por Mercedes De La Torre. Publicado originalmente en ACI Stampa
Fuente:
ACI Prensa