![]() |
Presentación de la encíclica 'Frateli Tutti', 4 octubre 2020 (C) Vatican Media |
Este documento fue firmado
el sábado, 3 de octubre, por el Santo Padre en la tumba de San Francisco de
Asís.
En la presentación han
intervenido el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado; el cardenal
Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo
interreligioso; el juez Mohamed Mahmoud Abdel Salam, secretario general del
Comité Superior para la Fraternidad Humana; Anna Rowlands, profesora de Catholic
Social Thought & Practice en la Universidad de Durham, Reino Unido; y
Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y profesor de Historia
Contemporánea.
Cultura de la fraternidad
En cuanto al papel efectivo de la
fraternidad, el purpurado sostuvo que “es perturbador porque está vinculado a
nuevos conceptos que sustituyen la paz con los pacificadores, el desarrollo con
los cooperantes, el respeto de los derechos con la atención a las necesidades
de cada prójimo, ya sea persona, pueblo o comunidad”.
Igualmente, aclaró que raíz
teológica de la Encíclica “nos dice muy claramente que gira en torno a la
categoría del amor fraterno que, más allá de toda pertenencia, incluso de la
identidad, es capaz de concretarse en ‘el que se ha hecho prójimo’”, remarcando
que la imagen del Buen Samaritano presente en la Encíclica constituye “una
advertencia y un modelo”.
Transformar las relaciones
internacionales
Dicha imagen propone “a los
dirigentes de las naciones, a los diplomáticos, a los que trabajan por la paz y
el desarrollo, la fraternidad les propone transformar la vida internacional de
una simple coexistencia, casi necesaria, a una dimensión basada en ese sentido
común de ‘humanidad’ que ya hoy inspira y sostiene tantas normas y estructuras
internacionales, promoviendo así una convivencia efectiva.”
A través de la cultura de la
fraternidad, “el Papa Francisco llama a cada uno a amar al otro pueblo, a la
otra nación como a la suya propia. Y así construir relaciones, normas e
instituciones, abandonando el espejismo de la fuerza, el aislamiento, las
visiones cerradas, las acciones egoístas y partidistas, porque, como dice la
carta “la mera suma de los intereses individuales no es capaz de generar un
mundo mejor para toda la humanidad”, concluyó el secretario de Estado.
Religiones al servicio de la
fraternidad
El cardenal Miguel Ángel Ayuso
Guixot, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso,
destacó, por su parte, “la invitación del Papa Francisco a las diferentes
religiones a ponerse al servicio de la fraternidad para el bien de toda la
humanidad anuncia una nueva época”.
Se trata de un viaje común que
“se abre a una nueva luz y a una nueva creatividad que desafía el corazón mismo
de cada religión, y no sólo eso: la fraternidad se puede convertir también en
el camino de las creencias religiosas”.
El diálogo interreligioso “tiene
una función esencial para construir una convivencia civil, una sociedad que
incluya y que no se edifique sobre la cultura del descarte”.
La perspectiva y el objetivo del
diálogo es trabajar, mediante una auténtica colaboración entre creyentes, para
conseguir el bien de todos, luchando contra tantas injusticias que aún afligen
a este mundo y condenando todo tipo de violencia”, puntualizó el prelado.
Por ello, mirando hacia el
futuro, “debemos tomar conciencia de que las religiones no deben encerrarse en
sí mismas, sino que, como creyentes y permaneciendo bien enraizados en nuestra
propia identidad, nos dispongamos, a pesar de nuestras diferencias, y junto a
todas las personas de buena voluntad, a recorrer el camino de la fraternidad
humana”.
Llamamiento a la concordia
En su exposición, el secretario
General del Comité Superior para la Fraternidad Humana, el juez Mohamed Mahmoud
Abdel Salam, aseguró que la nueva encíclica “es un llamamiento a la concordia
que se le hace a un mundo en discordia, así como un mensaje claro en favor de
una armonía, individual y colectiva, con las leyes del universo, del mundo y de
la vida”.
Asimismo, “se trata de un
argumento que se basa en razonamientos claros, fundados en la verdad y
practicables en la vida real y en el mundo concreto”, continuó.
Foro para unos 100 jóvenes
Salam anunció también que, junto
con sus colegas del Comité Superior para la Fraternidad Humana, convocarán un
Foro para unos 100 jóvenes, procedentes de diferentes partes del mundo, y
organizarán jornadas de estudio dedicadas a la Encíclica, en Roma y en Abu
Dhabi, donde se anunció el Documento
sobre la Fraternidad Humana, pero también en Egipto, el país de Al-Azhar.
En esta iniciativa, los
participantes se dedicarán a la reflexión, al estudio y al diálogo libre y
profundo. De este modo, “la Encíclica llegará a los jóvenes pertenecientes a
otras religiones y grupos étnicos, con la esperanza de que pueda constituir un
paso en la dirección correcta, hacia una fraternidad humana mundial”.
“Espero que esta Encíclica, junto con el Documento sobre la Fraternidad Humana, puedan tener un considerable efecto disuasorio contra la falsedad, con todas sus formas y expresiones, y que puedan ser la base, o el factor más importante, para el nacimiento de un nuevo orden mundial, basado en la sacralidad de la dignidad y de los derechos humanos, como afirmó el Papa, y no en el desprecio, la esclavitud y la explotación del hombre”, expresó el juez.
Fraternidad universal y amistad
social
Para la profesora Anna
Rowlands, Fratelli tutti “deja claro que la fraternidad universal y
la amistad social deben ser practicadas juntas”, aunque es evidente que “el
fracaso en esta cuestión es abundante”.
Rowlands apuntó que “la
globalización proclama valores universales, pero no practica el encuentro y la
atención, especialmente en cuanto a los diferentes y a los más vulnerables”.
Además, la Encíclica es clara en
cuanto al peso de la responsabilidad de las comunidades religiosas y
Fratelli tutti exhorta a las religiones “a ser modelos de diálogo,
comerciantes de paz y portadores del mensaje de amor trascendente para un mundo
hambriento, cínico y desarraigado”, añadió.
La guerra
El fundador de la Comunidad de
San Egidio, Andrea Riccardi, sostuvo en su intervención que Fratelli tutti “traza
un camino simple y esencial para todos aquellos que se sienten perdidos: la
fraternidad”, y centró su presentación en la guerra: “la herida más grave, la
que huele a muerte”.
En este sentido, expuso que la
humanidad creía que “el mundo había aprendido la lección después de tantas
guerras y fracasos”, pero que, sin embargo “hemos retrocedido en los logros de
paz y en las formas de integración entre los estados”.
Las palabras del Papa Francisco
sobre este tema incluidas en la carta, “nos despiertan del entumecimiento
colectivo generado por la lógica del conflicto”, indicó el también profesor.
Guardianes de la paz
“La encíclica muestra que todo el
mundo somos guardianes de la paz. Las instituciones tienen la tarea de
despertar esta ‘arquitectura de la paz’. Pero incluso nosotros, la gente común,
no podemos ser espectadores. La artesanía de la paz es tarea de todos: hay que
atreverse más contra la guerra con una rebelión diaria y creativa. Si muchos
pueden hacer la guerra, todos pueden trabajar como artesanos de la paz”,
prosiguió.
Al leer Fratelli tutti, “no
solo he captado la denuncia de la guerra, sino la esperanza de que la paz es
posible”, señaló recordando la invitación de Juan Pablo II en Asís en 1986,
junto con otros líderes religiosos: “La paz espera a sus profetas… a sus
creadores… es una obra abierta a todos, no sólo a los especialistas, sabios y
estrategas… pasa a través de mil pequeños actos de la vida cotidiana”. Los
pacificadores son hombres y mujeres de la fraternidad”.
Larissa I. López
Fuente: Zenit