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Estudiantes de Sudán del Sur (C) Vatican Media |
En sus palabras, el Santo Padre
ha destacado que la educación “es siempre un acto de esperanza que, desde el
presente, mira al futuro”, no existe “la educación estática”.
Esperanza en medio de la pandemia
Francisco remarca que este ha
sido “un año extraordinario de sufrimiento por la pandemia de COVID-19; un año
de aislamiento obligado y exclusión, de angustia y crisis espirituales y de no
pocas muertes, y de una crisis educativa sin precedentes” y que “más de mil
millones de niños han enfrentado interrupciones en su educación”.
Otros cientos de millones de
ellos “se han quedado atrás en las oportunidades de desarrollo social y
cognitivo. Y en muchos lugares, las crisis biológica, psíquica y económica han
empeorado mucho por las crisis políticas y sociales aparejadas”.
El Pontífice insiste en que el
encuentro de este día es “un acto de esperanza para que los impulsos de odio,
divisiones e ignorancia puedan y sean superados a través de una nueva buena
onda, digamos así, una nueva buena onda de oportunidades educativas basadas en
la justicia social y en el amor mutuo, un nuevo pacto global para la educación
lanzado ya en octubre con alguno de los presentes”.
Asegurar derecho a la educación
Después, el Sucesor de Pedro
apuntó que las Naciones Unidas “ofrecen una oportunidad única para que los
gobiernos y la sociedad civil del mundo se unan tanto en la esperanza como en
la acción por una nueva educación”. Y remitió que hace setenta y cinco años que
los fundadores de la UNESCO pidieron “asegurar a todos el pleno e igual acceso
a la educación, la posibilidad de investigar libremente la verdad objetiva y el
libre intercambio de ideas y conocimientos (…)”.
En este sentido, el Papa
Francisco observa que, aunque el que el pacto educativo mundial se ha quebrado
en el mundo actual, “los gobiernos se han comprometido nuevamente a poner en
práctica estas ideas mediante la adopción de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en
sinergia con el pacto global sobre la educación”.
Civilización de amor, belleza y
unidad
En el centro de estos Objetivos
de Desarrollo Sostenible “está el reconocimiento de que la educación de calidad
para todos es una base necesaria para proteger nuestro hogar común y fomentar
la fraternidad humana”. Tal y como lo hace el el pacto global para la
educación, el ODS 4 “compromete a todos los gobiernos a ‘garantizar una
educación inclusiva, equitativa y de calidad, como asimismo promover
oportunidades de aprendizaje durante toda la vida, y esto para todos’”.
Finalmente, Francisco expone que
“el pacto global para la educación y la misión 4.7 trabajarán juntos por la
civilización del amor, la belleza y la unidad” y pide: “No se olviden de los
ancianos y de los abuelos portadores de los valores humanos más decisivos”.
A continuación, sigue el texto
completo del Papa.
***
Videomensaje del Santo Padre
La educación es un acto de
esperanza
Señoras y señores:
La educación es siempre un acto
de esperanza que, desde el presente, mira al futuro. No existe la educación
estática. La reunión de hoy en la Casina Pío IV es un acto de esperanza y
solidaridad generacional, de esperanza y solidaridad intergeneracional. Los
jóvenes líderes y los educadores globales se están reuniendo desde todas partes
del mundo para promover un nuevo tipo de educación, que permita superar la
actual globalización de la indiferencia y la cultura del descarte. Dos grandes
males de nuestra cultura, la indiferencia y el descarte.
Este ha sido un año
extraordinario de sufrimiento por la pandemia de COVID-19; un año de
aislamiento obligado y exclusión, de angustia y crisis espirituales y de no
pocas muertes, y de una crisis educativa sin precedentes. Más de mil millones
de niños han enfrentado interrupciones en su educación. Cientos de millones de
niños se han quedado atrás en las oportunidades de desarrollo social y
cognitivo. Y en muchos lugares, las crisis biológica, psíquica y económica han
empeorado mucho por las crisis políticas y sociales aparejadas.
Ustedes se han reunido hoy en un
acto de esperanza; un acto de esperanza para que los impulsos de odio,
divisiones e ignorancia puedan y sean superados a través de una nueva buena
onda, digamos así, una nueva buena onda de oportunidades educativas basadas en
la justicia social y en el amor mutuo, un nuevo pacto global para la educación
lanzado ya en octubre con alguno de los presentes. Ante todo, les agradezco por
reunirse hoy para hacer crecer nuestras esperanzas y planes compartidos en una
nueva educación que fomente la trascendencia de la persona humana, el
desarrollo humano integral y sostenible, el dialogo intercultural y religioso,
la salvaguardia del planeta, los encuentros por la paz y la apertura a Dios.
Las Naciones Unidas ofrecen una
oportunidad única para que los gobiernos y la sociedad civil del mundo se unan
tanto en la esperanza como en la acción por una nueva educación. Cito con gusto
el mensaje de reconocimiento de san Pablo VI a las Naciones Unidas, dice así:
“Vosotros habéis cumplido, señores, y estáis cumpliendo una gran obra: Enseñar
a los hombres la paz. Las Naciones Unidas son la gran escuela donde se recibe
esta educación”. La Constitución de la UNESCO, adoptada en 1945 al final de la
tragedia de la Segunda Guerra Mundial, reconoció que “puesto que las guerras
nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben
erigirse los baluartes de la paz”. Hace setenta y cinco años que los fundadores
de la UNESCO pidieron “asegurar a todos el pleno e igual acceso a la educación,
la posibilidad de investigar libremente la verdad objetiva y el libre
intercambio de ideas y conocimientos… a fin de que los pueblos se comprendan
mejor entre sí y adquieran un conocimiento más preciso y verdadero de sus
respectivas vidas” (Preámbulo).
En nuestro tiempo, en el que el
pacto educativo mundial se ha quebrado, veo con satisfacción que los gobiernos
se han comprometido nuevamente a poner en práctica estas ideas mediante la adopción
de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, en
sinergia con el pacto global sobre la educación.
En el corazón de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible está el reconocimiento de que la educación de calidad
para todos es una base necesaria para proteger nuestro hogar común y fomentar
la fraternidad humana. Tal como el pacto global para la educación, así también
fundamentalmente, el ODS 4 compromete a todos los gobiernos a “garantizar una
educación inclusiva, equitativa y de calidad, como asimismo promover
oportunidades de aprendizaje durante toda la vida, y esto para todos”.
El pacto global para la educación
y la misión 4.7 trabajarán juntos por la civilización del amor, la belleza y la
unidad. Permítanme decirles que espero que ustedes sean los poetas de una nueva
belleza humana, una nueva belleza fraterna y amigable, como de la salvaguardia
de la tierra que pisamos. No se olviden de los ancianos y de los abuelos
portadores de los valores humanos más decisivos. Gracias por lo que hacen y,
por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias.
© Librería Editora Vaticana
Larissa I. López
Fuente: Zenit