La vida es un don, la eutanasia un fracaso
![]() |
| (C) Cathopic. Dinax |
3.- Urgimos a la promoción de los cuidados
paliativos, que ayudan a vivir la enfermedad grave sin dolor y
al acompañamiento
integral, por tanto también espiritual, a los enfermos y a sus
familias. Este cuidado integral alivia el dolor, consuela y ofrece la
esperanza que surge de la fe y da sentido a toda la vida humana, incluso
en el sufrimiento y la vulnerabilidad.
4.- La pandemia ha puesto de
manifiesto la fragilidad de la vida y ha suscitado solicitud por los cuidados,
al mismo tiempo que indignación por el descarte en la atención a personas
mayores. Ha crecido la conciencia de que acabar con la vida no puede ser
la solución para abordar un problema humano. Hemos agradecido el trabajo de los
sanitarios y el valor de nuestra sanidad pública, reclamando incluso su mejora
y mayor atención presupuestaria. La muerte provocada no puede ser un
atajo que nos permita ahorrar recursos humanos y
económicos en los cuidados paliativos y el acompañamiento integral. Por
el contrario, frente a la muerte como solución, es preciso invertir en los
cuidados y cercanía que todos necesitamos en la etapa final de esta vida. Esta
es la
verdadera compasión.
5.- La experiencia de los pocos
países donde se ha legalizado nos dice que la eutanasia incita
a la muerte a los más débiles. Al otorgar este supuesto
derecho, la persona, que se experimenta como una carga para la familia y un
peso social, se siente condicionada a pedir la muerte cuando una ley la
presiona en esa dirección. La falta de cuidados paliativos es también una expresión
de desigualdad social. Muchas personas mueren sin poder recibir
estos cuidados y sólo cuentan con ellos quienes pueden pagarlos.
6.- Con el Papa decimos: «La
eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta a la
que estamos llamados es no abandonar nunca a los que sufren, no
rendirse nunca, sino cuidar y amar para dar esperanza».
Invitamos a responder a esta llamada con la oración, el cuidado y el testimonio
público que favorezcan un compromiso personal e institucional a favor de la
vida, los cuidados y una genuina buena muerte en compañía y esperanza.
7.- Pedimos a cuantos tienen
responsabilidad en la toma de estas graves decisiones que actúen
en conciencia, según verdad y justicia.
8.- Por ello, convocamos a los católicos españoles a una Jornada de ayuno y oración el próximo miércoles 16 de diciembre, para pedir al Señor que inspire leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana. Invitamos a cuantas personas e instituciones quieran unirse a esta iniciativa.
Nos acogemos a Santa María, Madre de la Vida y Salud de los enfermos y a la intercesión de San José, patrono de la buena muerte, en su año jubilar.
Madrid 11 de diciembre de 2020
Fuente: Conferencia Episcopal Española






