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Símbolos Satánicos / Foto: Flickr de Dellboy y Art (CC-BY-NC-SA-2.0) |
El P. Dermine es un sacerdote dominico canadiense que sirvió como
exorcista en varias diócesis italianas desde 1994. Además, fue presidente de la
asociación católica italiana GRIS (Grupo de Investigación en Información
Social-Religiosa); profesor de teología moral en la Facultad de Teología de
Emilia-Romagna; y autor de varios libros sobre el ministerio del exorcismo y
los peligros que rodean las creencias y prácticas de lo oculto.
El sacerdote dijo a National Catholic Register que en
las sociedades occidentales descristianizadas de hoy, hay gente, incluidos
líderes católicos, que cree que el diablo está “muerto”; es decir, cuestionan
cada vez más la existencia del diablo. Esto hace que la “muerte” de Dios se
acelere en estas realidades y aumente el satanismo.
Frente a ello, el P. Dermine decidió desde hace 20 años
“recatequizar” al pueblo católico. Así, creó su más reciente libro Ragioniamo sul demonio. Tra superstizioni, mito e realtà (Razonemos
sobre el diablo: entre supersticiones, mito y realidad), donde explica de forma
sencilla la naturaleza de la actividad satánica en la vida humana y da claves
para evitar confusiones o exageraciones.
“Lo escribí porque hay muchos prejuicios, ignorancia y confusiones
que abordar. De hecho, soy un exorcista y me duele mucho escuchar a la gente en
general y a los sacerdotes en particular negar la acción concreta del diablo en
nuestras vidas”, dijo. Todo el que niega la existencia del diablo es un
“hereje” y no tiene una fe “genuina”, subrayó.
Explicó que “la existencia de los ángeles es una verdad de fe, y
el diablo es un ángel caído” y que si bien “el diablo no está en el centro de
la fe, su figura es indispensable para comprender el misterio de la fe”. “A
veces me pregunto cómo puede un sacerdote permanecer fiel a su vocación sin
creer en el diablo. Lo convierte en una especie de trabajador social, pero nada
más”, lamentó.
El P. Dermine dijo que esta falsa creencia ha tomado fuerza en la
actualidad por el periodo de “gran racionalismo” que vivimos, caracterizado por
“encontrar una explicación” y demostración a todo. Explicó que tras el Concilio
Vaticano II, “el deseo de racionalizar la fe” fue a veces “demasiado radical”,
en especial en las “regiones donde el catolicismo era muy tradicional”.
Indicó que “la existencia del diablo no debe demostrarse, es para
creer. Incluso si hay buenas razones para creerlo en un nivel racional, no es
suficiente”, y criticó que “muchos miembros del clero parecen querer
emanciparse de conceptos que les parecen demasiado medievales, atrasados o incluso
supersticiosos”, cuando según su experiencia, es un tema actual.
“La creencia en el diablo está bastante extendida en el resto de
la sociedad, especialmente entre los jóvenes”, dijo. “Cuando voy a dar
conferencias en las escuelas, los niños me escuchan en un silencio religioso.
Es nuestro deber explicar qué es el diablo de una manera que no sea ni
supersticiosa ni extravagante”, agregó.
Frente a la declaración del sacerdote jesuita exégeta, el P.
Alberto Maggi, que afirmó que el “diablo no era más que un símbolo del mal” y
negó la posesión demoníaca usando el Antiguo Testamento, el P. Dermine dijo que
estas personas “no son fieles a las Sagradas Escrituras”.
El exorcista precisó que el diablo no es un “símbolo del mal que
existe en el mundo”, pues un símbolo sirve para representar “una realidad que
aún no es visible, concreta o presente”; en cambio “el mal es omnipresente”.
Argumentó que aunque el Antiguo Testamento refiera poco al diablo,
lo menciona “desde las primeras páginas de la Biblia, en el Libro del Génesis”
y luego, la Biblia lo menciona más cuando “se acerca la plenitud del tiempo y
por tanto, de la Revelación de Jesucristo”.
“El mismo Jesús insiste en la figura del diablo. Pudo haberse
puesto del lado de los saduceos, que no creían en la existencia de los ángeles
como seres puramente espirituales; pero, no solo no lo hizo, también quiso
reafirmar esa realidad contra la que él mismo tuvo que luchar”, dijo.
Frente a la pregunta de si “la muerte del diablo” en la mente de
las personas fortalece la presencia demoníaca y su campo de acción, el P.
Dermine dijo que “la muerte del diablo puede acompañar o preceder o favorecer
la de Dios, porque hace muy abstracto el concepto de Dios”. En ese sentido,
dijo que “si falta la figura del diablo, también se pierde de vista la figura
de Dios mismo”.
Por ello, advirtió que negar al diablo “hace que la fe sea árida e
intelectualista y nos hace olvidar que realmente necesitamos ser salvos,
ayudados y protegidos por el Señor. Debemos tener en cuenta que nuestra fe
consiste en la presencia efectiva de un Dios amoroso, y el razonamiento no
siempre es la mejor manera de llegar a Dios”, dijo.
El sacerdote recordó que existe un resurgimiento del “satanismo
agresivo” y que ahora es “una realidad para muchos jóvenes” que conocen sobre
el tema gracias internet. En los sitios web, “la figura del diablo que se
emancipa de Dios para llevar su vida como le plazca” es “alabada abiertamente y
atrae a mucha gente”, precisó.
Señaló que los grupos satánicos reales “se están multiplicando de
una forma muy preocupante”. “También lo veo a través de las víctimas del
satanismo, de ritos peligrosos […] Personalmente, puedo decir que más gente que
antes viene a verme y, lamentablemente, no puedo seguirlos a todos. El
satanismo ha salido a la luz y debemos tener mucho cuidado al respecto”,
advirtió.
Sobre la relación del mal con el diablo, el P. Dermine dijo que
“la mayoría [el 90%] de nuestros males no son causados por
manifestaciones del diablo sino por nosotros mismos. Que el diablo luego venga
a exasperarlos es un hecho”. Dijo
que arrojar nuestros pecados sobre el diablo sería “demasiado fácil” y además,
“se corre el riesgo de no ver las causas naturales de sus problemas”.
Ante la pregunta de si las personas con una profunda vida de
oración puedan ser víctimas de prácticas ocultas, el exorcista dijo que
confirmó que “todos pueden ser víctimas del mal”, pues siguió a cristianos
devotos que estuvieron “bajo el control del diablo”. Aunque, dijo que “es más
difícil” que el que está en “gracia de Dios se convierta en presa del diablo”.
Dijo que “si Dios lo permite” es para que ellos “obtengan un bien
mayor”. “Fui testigo de que estas personas pueden dar un salto cualitativo
importante en su vida humana y en su vida de fe”, recordó y señaló que hay
“varios santos poseídos” que lograron ganar la batalla con la ayuda de Dios y
que esto “fortaleció su santidad y humanidad”.
“No hay antídotos absolutos para la acción del diablo. Estamos
llamados a estar alerta mientras nuestro enemigo anda como un león rugiente
tratando de hacernos caer. Tenemos que estar atentos, sin poner nunca al
diablo, o el miedo a él, en el centro de nuestra atención. Jesucristo está
siempre en el centro, así como el amor infinito de Dios hacia nosotros”,
subrayó.
Sobre la relación del satanismo y “las esferas del poder
terrenal”, dijo que el propósito del satanismo es “confiar en el diablo” y
algunos “para volverse poderosos” pueden sentirse tentados. “Te doy algo,
diablo; Te ofrezco sacrificios, siempre que me des algo a cambio”, dijo.
“Este peligro es real. No se excluye en absoluto que las personas
de alto rango adoren explícitamente al diablo, sin mencionar la masonería,
algunos de cuyos miembros pueden llevarse muy bien con el satanismo”, advirtió.
Sobre la pregunta de si la adivinación es “intrínsecamente
diabólica”, el P. Dermine dijo que “las Escrituras son muy claras en esto desde
el principio, desde Deuteronomio, que condena todas las formas de superstición
y adivinación; todo está escrito en blanco y negro. Estas prácticas son formas
graves de infidelidad hacia Dios”.
Afirmó que “no se puede saber todo el futuro” ni las cosas ocultas
con magia, pues “Dios nos mantiene en la oscuridad sobre lo que sucederá en un
año, en un mes, y, por lo tanto, debemos confiar en él. Es cuestión de
confianza y abandono. Es lo que hace que nuestra fe sea interesante. Si Dios
existe y me ama, si quiere llevarme a la salvación, debo confiar en él y en su
palabra”.
Lamentó que hoy en día “ya no se sabe esperar el tiempo de Dios”,
pues “muchos católicos” recurren a estas prácticas “convencidos de que no va en
contra de su fe”. Recordó al Beato Bartolo Longo, que lo practicó un tiempo
“después de su conversión”, y dijo que sabe de “casos bastante raros” de
sacerdotes que tuvieron “sesiones espiritistas”. Pero, hay más sacerdotes “que
tienen el problema contrario, es decir, un exceso de racionalismo”, precisó.
El sacerdote también dijo que Dios puede mover o no a personas para
que sean capaces de profetizar sobre ciertas cosas y se les conoce en el
Antiguo y Nuevo Testamento como “profetas”. Pero, dijo que algunos pueden
“‘adivinar’ algunos eventos futuros” con intervención del diablo.
Explicó que “el diablo es muy inteligente, mucho más que
nosotros”, por eso puede “conocer ciertos futuros cuyas causas ya existen o ya
están en funcionamiento”; es decir, ver señales y causas de “ciertos eventos
que sucederán en una semana, un año o 10 años”; pero “nunca puede ver los eventos
que están vinculados a nuestras decisiones libres. Solo Dios puede conocerlos,
porque, para Él, el pasado y el futuro son un presente eterno”.
Sobre la relación entre la actividad demoniaca y la medicina
alternativa, dijo que “siempre hay que discernir caso por caso. No se puede
hacer un juicio definitivo sobre todos estos medicamentos y prácticas de
bienestar”. Sin embargo, señaló que “existe medicina alternativa que resulta
peligrosa” cuando alguien se adhiere a ciertos productos o elementos naturales esperando
“efectos milagrosos”.
Sobre el yoga, dijo que “no demonizo todo”, pues “la Iglesia misma
no lo ha hecho”, pero advirtió que el yoga creado por el hinduismo sí es
peligroso.
Explicó que la práctica original del yoga busca que las personas
salgan de la realidad de sí mismos para entrar en una “ilusión” que es
fusionarse o “reconectarse con el brahman”. Relató que lo practicó de joven por
muchos años, pero que decidió abandonarlo pues “me di cuenta de que me estaba
volviendo contra mí mismo”.
Sobre el reiki, “que consiste en la imposición de manos”, dijo que
los sacerdotes imponen las manos al “consagrar el pan y el vino” para “permitir
la acción del Espíritu Santo”. En cambio, los maestros de reiki dicen tener una
“energía curativa dentro de ellos” y recitan un texto sagrado japonés de
iniciación. “Esto es obviamente completamente contrario a la fe católica”,
dijo.
Finalmente, alentó a los católicos y sacerdotes a enfrentar el
avance del satanismo con “la primera arma” que es la oración. “En estos tiempos
de confusión” abierta a la acción del diablo, “los fieles tienen el deber de
profundizar su fe, de educarse. Necesitamos pensar mucho sobre cuestiones de fe
y el mundo que nos rodea”, concluyó.
Fuente: ACI Prensa