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«¿Qué
significa apoyarse en el sacramento del matrimonio?
«, me preguntó una vez una pareja cristiana. No me gusta usar la palabra
«apoyar». Da lugar a que el sacramento del matrimonio sea visto como una muleta
para el amor, un «seguro a todo riesgo» contra los peligros de la vida.
En un
matrimonio religioso, Cristo es invitado al banquete de bodas como lo fue en
Caná. Está presente en el corazón de la relación de los cónyuges. Es parte de
su consentimiento; la palabra sacramental no es la del sacerdote, sino la de
los cónyuges. Su frágil y falible «sí» es al mismo tiempo el «sí» de Cristo
que se compromete a estar presente detrás de cada gesto de amor entre los
cónyuges.
«Dejad que Cristo ame en vosotros”
El amor
entre los cónyuges es más que un signo de la ternura de Dios, es la misma
ternura de Dios. Cada uno puede decir al otro: «Cuanto más te amo más Dios te
doy».
Pero cuando
Dios nos ama, nos transforma. Al igual que en Caná,
convirtió el agua en vino, en el sacramento transforma el amor joven en un
generoso y fructífero amor adulto.
A las
parejas casadas les digo: «Dejad que Cristo ame en
vosotros: su Espíritu de amor os enseña a amar como él lo hace con un amor que
tiende a la gratuidad, que – en primer lugar – pide perdón, que nunca se
retracta».
En el
sacramento, la pareja se sumerge en el calor del amor de Cristo por su Iglesia:
cada cónyuge es atravesado por este desmesurado amor y también por el amor
agradecido de la Iglesia por su Esposo, Cristo.
Dar
El
matrimonio con la Iglesia es una gran bendición que nos protege.
Es una participación en el gran misterio del amor divino, que ama antes de ser
amado, sin retirarlo, hasta el final.
En el
sacramento, los cónyuges que lo viven plenamente se convierten en los signos
del matrimonio que Cristo selló en la cruz con la humanidad. Serán celebrados
magistralmente en el más allá, en la Boda Eterna.
Dios da a
los cónyuges esta capacidad de ser signos: ese don de fidelidad en las que
tienen derecho a confiar (prefiero esta palabra mas que «apoyarse»), ese
don que puede dar «la capacidad de lo imposible».
Denis
Sonet
Fuente: Edifa