![]() |
© Pressmaster/SHUTTERSTOCK |
Cuanto se siente respetado y estimado, el joven progresa y
madura.
CREE EN TU HIJO
Incluso los jóvenes “difíciles” tienen bondad y generosidad
en el corazón.
AMA Y RESPETA A TU HIJO
Muéstrale, claramente, que estás a su lado, míralo a los
ojos. Nosotros pertenecemos a nuestros hijos, no ellos a nosotros.
ELOGIA A TU HIJO SIEMPRE QUE PUEDAS
Sé sincero: ¿a quién de nosotros no le gusta un elogio?
COMPRENDE A TU HIJO
El mundo hoy es complicado, rudo y competitivo. Cambia cada
día. Procura entender esto. Quién sabe lo que él necesita de ti, esperando
apenas un gesto tuyo.
ALÉGRATE CON TU HIJO
Mucho más que nosotros, los jóvenes son atraídos por una
sonrisa; la alegría y el buen humor atraen a los niños como la miel.
ACÉRCATE A TU HIJO
Vive con tu hijo. Vive en medio de él. Conoce a sus amigos.
Procura saber donde va, con quien está. Invítalo a traer a sus amigos a tu
casa. Participa amigablemente de su vida.
SÉ COHERENTE CON TU HIJO.
No tenemos derecho a exigir de nuestro hijo actitudes que no
tenemos. Quien no es serio no puede exigir seriedad. Quien no respeta, no puede
exigir respeto. Nuestro hijo ve todo esto muy bien, tal vez porque nos conoce
mejor que nosotros a él.
PREVENIR ES MEJOR QUE CASTIGAR A TU HIJO
Quien es feliz no siente necesidad de hacer lo que no es
correcto. El castigo duele, el dolor y el rencor te alejan y separan de tu
hijo. Piense, dos, tres, siete veces, antes de castigar. Nunca con rabia.
Nunca.
REZA CON TU HIJO
Al principio puede parecer “extraño”. Pero la religión
necesita ser alimentada. Quien ama y respeta a Dios amará y respetará a su
próximo. “Cuando se trata de educación, no se puede dejar de lado la religión”.
Felipe
Aquino
Fuente: Aleteia