La palabra "proselitismo" se refiere al empeño por convertir a otros a las propias ideas y, especialmente, a la propia creencia religiosa
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Iakov Filimonov I Shutterstock |
En
1599 se fundó en Roma la Congregación
pro Propaganda Fide. Su objetivo era «propagar» la fe cristiana
por todo el mundo, especialmente en la recién descubierta América.
Este
gerundio está en el origen de la palabra «propaganda», que ahora designa todos
los medios utilizados para difundir desde las ideas de un partido político…
hasta los beneficios de un tratamiento termal.
Posteriormente,
la palabra «proselitismo» se utilizó para describir el empeño en convertir a
los demás a las propias ideas, incluida la propia creencia religiosa.
Hoy
en día, la palabra se utiliza a menudo en sentido peyorativo para estigmatizar
la actitud de quienes ponen en marcha toda una estrategia para convertir al
mayor número posible de personas -de buena o mala gana- a sus creencias.
¿Evangelizar no es lo mismo?
¿Pero
no es eso lo que hacen hoy los cristianos comprometidos con la nueva
evangelización? También ellos intentan desarrollar una verdadera estrategia
para «llegar» al mayor número de personas posible.
No
dudan en ir de puerta en puerta, en predicar el Evangelio en las calles los
días de mercado, distribuir folletos a la salida de las estaciones de metro
para invitar a los transeúntes a un acto religioso,…
Utilizan
todas las técnicas modernas de comunicación para llegar a los que están cerca y
a los que están lejos. ¿Cuál es la diferencia entre proselitismo y
evangelización?
Un propósito distinto
La
diferencia esencial proviene del hecho de que la evangelización no pretende en primer
lugar persuadir a alguien de la excelencia de una doctrina. Lo que busca es
hacerle encontrar a Cristo vivo, presente en medio de su
Iglesia.
Los
que evangelizan intentan ayudar a descubrir algunos aspectos de la Buena Nueva
que Jesús vino a revelar. Además intentan mostrar por qué creen que Él es
verdaderamente su Salvador y Señor.
Los resultados confiados a Dios
La
segunda diferencia radica en que los cristianos están convencidos de que sólo Dios
puede convertir los corazones y que su conducta no debe contradecir el
Evangelio que proclaman.
La
actitud proselitista, en su sentido negativo, sólo cree en sus esfuerzos. Sólo
busca convencer, sin dejar espacio para Dios, o incluso actuando como repelente
de Él.
¿Cómo
podría alguien creer la palabra de un cristiano, por ejemplo, si este muestra
su fastidio ante las pocas personas a las que ha conseguido llegar?
La lección de san Francisco de Sales
Una
tarde de invierno, san Francisco de Sales fue
a predicar a una parroquia de Chablais (al sur del lago de Ginebra). En la
congregación, sólo había una persona… de cierta edad.
San
Francisco daba su sermón como si una multitud estuviera allí: le gustaba decir
que una sola alma era un campo lo suficientemente vasto como para sembrar la
palabra de Dios.
Y
luego, al conocer la historia de este sermón pronunciado con entusiasmo ante
una sola persona en una iglesia helada, un pastor protestante se convierte.
Es
tan cierto que la fecundidad de un apóstol no se puede medir por el número de
personas evangelizadas…
Fuente: Edifa