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Catedral de Zamora |
Dicha aprobación se establece a
través de un decreto firmado en la Ciudad del Vaticano, en el que se establece
la concesión de indulgencia plenaria a los fieles que, celebrando esta
efeméride, cumplan con las condiciones propias de todo Jubileo.
Mediante este Jubileo
extraordinario, la diócesis de Zamora quiere mirar agradecida a su pasado para
que, abriéndose a la gracia de Dios en el presente, pueda afrontar el futuro
con esperanza. De todos los detalles del Jubileo se ofrecerá cumplida
información en una próxima rueda de prensa a la que se convocará a todos los
medios de comunicación.
La diócesis de Zamora
Son varios los historiadores que
atribuyen a la diócesis de Zamora un origen apostólico. Pero, en realidad,
hasta comenzar el siglo X, los califas Abderramán III en el 939, en que se
libró la batalla de “El foso de Zamora”, y Al-Haken en el 963. Tras los ataques
de 981 y 984, la plaza de Zamora cae bajo la dominación árabe en 986 y en ella
se instala una guarnición musulmana. Posteriormente es devuelta, mediante un
pacto, a Bermudo II. Pero hasta 1121 no se restablece la Sede.
Por entonces se suscitó un largo
pleito entre el arzobispo de Braga (Portugal) y el de Toledo, sobre la
jurisdicción que cada uno invocaba como metropolitano, en relación al obispado
de Zamora. El primero alegaba ser territorio situado al norte del río Duero, algún
tiempo agregado a la diócesis de Astorga. Y el segundo pretendía fundamentar su
defensa en la consagración que había hecho del Obispo de Salamanca, Jerónimo de
Perigord, que ejercía funciones episcopales en Zamora; litigio que resolvió en
1120 el papa Calixto II, declarando al prelado de Zamora exento de cualquier
metropolitano. Más tarde, en el pontificado de Eugenio III, insistió en su
reclamación el arzobispo de Braga, obteniendo éste letras pontificias en favor
de su pretensión, que confirmaron los pontífices Adriano IV y Alejandro III.
El arzobispo de Santiago, que
tenía en su metrópoli al de Salamanca, reclamó posteriormente sus derechos
sobre Zamora, ya que ambas habían pertenecido a los metropolitanos de Mérida,
de los que eran sus sucesores los compostelanos, dictándose resolución a favor
de estos últimos por Inocencio III.
Desde finales del siglo XI hasta
los comienzos del XIII tomó un enorme impulso la construcción de templos en
esta diócesis y son numerosos los que se alzaron en la capital en estilo
románico, de los que aún subsisten más de 20 en diverso estado de conservación.
El rey Alfonso VII fue uno de los mayores propulsores de estas iglesias; y a él
se debe la iniciación en 1151 de las obras de la Catedral con su singular
cúpula bizantina, consagrada en 1174, así como el restablecimiento definitivo e
ininterrumpido de la diócesis por bula del papa Calixto II.
Algunos hechos significativos de
la historia de la diócesis
El año 1158 tuvo lugar el
prodigio de salvarse las Sagradas Formas del incendio del templo de Santa María
la Nueva, de Zamora, ocasionado por el “motín de la trucha”, que fue un
alzamiento del pueblo llano contra los nobles que se habían refugiado en este templo.
El 26 de mayo de 1260, durante el
pontificado del obispo Don Suero, se descubrió en el templo de San Pedro de
Zamora el cuerpo de San Ildefonso, arzobispo de Toledo, en donde lo habían
depositado a causa de la invasión musulmana.
En 1466 la villa de Villalpando y
su Tierra hicieron voto solemne en defensa del misterio de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María.
En 1712 el obispo Francisco de
Zapata proyecta la fundación de una Casa-Seminario de ejercitantes, encomendada
a los Jesuitas. Expulsados éstos en 1767, se instaló en este edificio, desde el
año 1797, el Seminario Conciliar de San Atilano.
Las medidas desamortizadoras del
siglo XIX fueron funestas para el arte y la cultura, al desaparecer bellísimos
monasterios con sus obras artísticas y la enseñanza que en ellos se impartía.
Por el Concordato de 1851 pasó
esta diócesis a depender del metropolitano de Valladolid, a la vez que se
suprimía la Colegiata de Toro.
El año 1894 fue aprobado, por
real cédula auxiliatoria el arreglo parroquial que comenzó a regir el 1 de
enero del siguiente año.
Fuente: Revista Ecclesia