Es inevitable el sufrimiento, por tanto, hay que darle sentido, ofrecerlo y aceptarlo, aunque no lo comprendamos
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Inna Vlasova | Shutterstock |
Hay secretos a voces, que se pasan por
generaciones de una persona a otra y hay otros que esperan ser
descubiertos. La mayoría están a la vista y disponibles, pero parece que no los
vemos.
Los católicos tenemos una fuente de gracias inagotable,
esperándonos en la Eucaristía y en la lectura meditada de la
santa Biblia.
Debo reconocer que hay una fuerza
espiritual que me mueve a la gracia. Sin esta fuerza espiritual me quedo
como una planta que no es regada a diario con agua y se seca.
A
menudo olvido lo básico en la vida espiritual y las promesas de Dios. Son las
que me brindan consuelo y paz, sobre todo cuando soy azotado por las
dificultades de este mundo.
No me libro de los problemas. He aprendido a lo largo de la vida
que hay
momentos en los que nada podemos con nuestras fuerzas y solo resta aceptar lo
que Dios permite y abandonarme en sus manos amorosas.
Tomas de Kempis en su maravilloso libro Imitación de
Cristo, el libro que mi padre tenia a su lado al momento
de morir, escribió unas palabras que mi papá tenía subrayadas.
Te estremecen el alma:
“¿Por qué
temes tomar la cruz que conduce al Reino? En la cruz está la salvación, en la
cruz está la vida, en la cruz está la defensa contra los enemigos, en la cruz
hay una infusión de suavidad sobrenatural, en la cruz está la fortaleza del alma,
en la cruz está el gozo del espíritu, en la cruz está el compendio de toda
virtud y en la cruz está la perfección de la santidad. Sólo en la cruz hay
salvación para el alma y esperanza de vida eterna.”
Es inevitable el sufrimiento, por tanto, hay que darle sentido, ofrecerlo y aceptarlo, aunque no lo comprendamos.
Un secreto en la Biblia
Para
poder lograrlo necesitamos la certeza de la fe, la fortaleza espiritual que
obtenemos por un medio que siempre ha estado a nuestro alcance. Este es el
secreto que te quiero compartir.
“Cuando me desanimo rezo, desaparecen las dudas y todo vuelve a
estar bien”.
No es algo que yo haya descubierto, está en las sagradas
Escrituras. Las claves de la felicidad se encuentran allí, disponibles para
todos. Solo tienes que abrir tu Biblia y leer:
«Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos» Efesios 6
¿Seguro?
En
ocasiones me escriben lectores de Aleteia preguntando por
qué rezan y parece que es en vano.
La verdad es que solo “parece” porque no es así.
Dios tiene un tiempo para cada cosa, debemos ser pacientes y perseverar. “Sobre todas las
cosas, debes confiar en Dios”, les respondo. Dios siempre
escucha con misericordia y agrado nuestras oraciones.
Si te cuesta rezar, te doy otro secreto, que nos transmitió santa
Teresa de Jesús: ¿Sabes qué es rezar? Ella nos explica:
“Tratar de
amor con aquel
que sabemos que nos ama”.
¿Ves que sencillo?
El mundo tiene gran necesidad de tus oraciones. Persevera
en tu oración. ¡Ánimo!
¡Dios
te bendiga!
Claudio de Castro.
Fuente: Aleteia