Recordemos que la Santísima Virgen y los santos no hacen milagros, sino que es por intercesión de ellos que Dios puede obrar un milagro en nosotros y en nuestras vidas
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San Antonio de Padua |
Si usted es de las personas que pone “de cabeza” cualquier imagen
de este santo como una manera de obligarlo a conseguir novio o novia, si
realiza ofrendas con 13 monedas el día de su fiesta, si escribe cartas
detallando las cualidades que quiere para su futura pareja u otros rituales
similares, debe saber que está cayendo en la superstición y posiblemente en
idolatría.
Santo Tomás de Aquino señala en la Suma Teológica que la
superstición se presenta cuando "se ofrece culto divino a quien no se
debe, o a quien se debe, pero de un modo impropio".
Con relación a los sacramentales y oraciones, se cae en
superstición cuando se confía en la materialidad del acto sin la necesaria
disposición interior. Es decir, cuando en vez de valorar un objeto religioso
por lo que representa se le atribuye un poder que no tiene.
Es supersticioso, por ejemplo, quien lleva un escapulario pero no
guarda en su corazón fidelidad a la Virgen María sino que piensa que por solo
el hecho de llevarlo se salvará. O quien piensa que es una imagen o un santo el
que puede obrar un milagro.
Recordemos que la Santísima Virgen y los santos no hacen milagros,
sino que es por intercesión de ellos que Dios puede obrar un milagro en
nosotros y en nuestras vidas.
Asimismo, en el numeral 956, el CIC dice que “por el hecho que los
del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a
toda la Iglesia en la santidad... no dejan de interceder por nosotros ante el
Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo
Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra... Su solicitud fraterna ayuda,
pues, mucho a nuestra debilidad”.
El Compendio del CIC señala que la superstición se puede expresar
también "bajo las formas de adivinación, magia, brujería y
espiritismo" (numeral 444).
Es cierto que la superstición puede llevar a la idolatría y a
distintas formas de adivinación y magia. El Catecismo se refiere a la idolatría
como una tentación constante de la fe que “consiste en divinizar lo que no es
Dios”, es decir, divinizar alguna imagen o algún santo y colocarlos en el lugar
que le pertenece “al único Señorío de Dios”.
San Antonio nació en Portugal en 1195 y se le conoce con el
apelativo de Padua porque en esa ciudad italiana fue donde murió (1231) y se
veneran sus reliquias. Se dice que cierto día, mientras oraba, se le apareció el
niño Jesús.
San Buenaventura decía: "Acude con confianza a Antonio, que
hace milagros, y él te conseguirá lo que buscas". León XIII lo llamó
"el santo de todo el mundo" porque su imagen y devoción se encuentran
por todas partes.
Fuente: ACI Prensa