"No soy esa persona perfecta que mostré"... ¿Te has sincerado a fondo alguna vez ante Dios? Prueba quitarte todas las máscaras y decirle quién eres con las palabras de un hombre valiente que lo hizo y lo comparte
Rehan Qureshi | Shutterstock |
A veces
no quiero mostrarte cómo soy. No estoy dispuesto a desnudar mi alma. Me parece
injusto desvelar mis debilidades, mostrarme vulnerable ante tus ojos y ver cómo
tu mirada cambia, y cae la imagen que tenías de mí.
Tal vez por eso me escondo. Me he inventado disfraces tras
los cuales la vida se ve desde la trinchera. Oculto detrás de una máscara,
escondido a los ojos del mundo.
Con ese aspecto me parece que soy mejor, más bello, más alto, más
poderoso. Me he puesto maquillaje para disimular las arrugas y cubrir mis carencias.
Con pintura logro que desaparezca la tristeza y no se vea
la angustia. Detrás de algún biombo parezco más delgado, más
profundo, más inteligente, más audaz.
Desde la barrera me veo más atractivo, más valiente, más
aventurero. Es curioso lo que consigue un buen disfraz.
¿Me aceptarás?
Te hago ver que soy
valiente contando hazañas que no he logrado. Te muestro mi seguridad con
palabras fuertes para ocultar como puedo mi inseguridad más profunda.
Hago como que no
necesito tu abrazo mientras te lo suplico callado, con ademanes mudos.
Hago bromas para
quitar la tensión que me provoca ser yo mismo ante tus ojos y que tú me
descubras en mi verdad.
¿Me aceptarás cuando
sepas quién soy en lo más hondo? ¿Seguirás queriéndome cuando no esté a la
altura de tus expectativas,
esas que nunca has verbalizado?
Soñabas con alguien
distinto y no soy el que hace posibles tus sueños. No tengo la
fuerza que pensabas, ni la sagacidad que imaginabas.
Perdón, Dios, te mentí
Por eso te engaño y te digo que hice lo que no hice. Porque
eso era lo que esperabas de mí y no quiero defraudarte.
No quiero confesar que lo que me pediste lo olvidé. Temo tu
reacción, tu desprecio, tu desencanto.
He hecho cosas muy distintas de aquellas que tú esperabas. Tienes una
imagen de mí tan perfecta que no puedo sostenerla en el tiempo. Y me avergüenza
tener que estropearla.
No soy esa persona perfecta que te
mostré para que me amaras. Tengo el alma herida desde niño y he
tocado muchas veces la piel áspera de la derrota.
Me cuesta mostrarme
Por
eso me cuesta tener que asumir nuevas batallas perdidas. Me he
sentido solo muy a menudo y no quiero que notes el miedo que tengo a volver a
sufrir la soledad.
Me cuesta decirte quién soy porque no sé si me reconocerás cuando
me veas desnudo y sin maquillajes ante tus ojos.
Puede que entonces me abandones al sentirte engañado. Así me ha
ocurrido tantas veces y ya no pienso que ahora pueda ser diferente.
Por eso veo que las máscaras que me he inventado me
protegen en un mundo hostil que sólo quiere conocer las historias bonitas de
los héroes.
Este mundo ingrato no quiere saber nada de villanos. Menos aún de
cobardes indignos.
Desea escuchar las virtudes de los hombres porque teme enfrentarse
continuamente con sus defectos y pecados.
Sé que valgo
Pero sé en el fondo
de mi alma que soy más que mi pecado más terrible. Valgo más que
ese crimen que no soy capaz de confesar. Mucho más que el desprecio que me
produce mi propia pobreza.
Miro con dolor mi
miseria y no la acepto, no la quiero. Por eso la escondo detrás de alguna
máscara sonriente que ahuyente las penas.
Siempre estaré sereno
y con paz, siempre veré el lado bueno de las cosas, nunca tendré un momento de
temor o de angustia, en ningún momento me verás amargado o lleno de miedos.
Así, oculto
tras mis máscaras serenas, me siento más seguro. Y tú me aceptas. Pero siempre
de nuevo me confronto con mi verdad.
Y vuelvo a pensar que
sí, que estoy dispuesto a desenmascarar al yo escondido en lo más profundo de
mi ser, bajo la apariencia de esa piel perfecta que te muestro, para que me
alabes y te alegres al verme perfecto.
Quiero mostrar la verdad
Soy imperfecto
y me duele el dolor de mi propia vida. Pero sé que quiero
decirte quién soy.
Es cierto que temo
que nunca más quieras saber de mí. Pero tengo que hacerlo. Quiero
quitarme todas las máscaras y decirte quién soy.
Aunque me asuste el
rechazo. Lo he vivido ya
antes. He sobrevivido al desprecio oculto bajo mi maquillaje.
Disfrazado valgo más,
eso he pensado. Pero me duelen las mentiras y quiero dejar de vivir con
mentiras.
Soy el que soy y no
temo la verdad de mi vida. No temo tu rechazo. Quiero ser honesto conmigo
mismo, contigo, con Dios.
No quiero olvidarme
nada. Ni le oculto a Dios ninguno de mis pecados. No le escondo mi fragilidad.
Él me conoce mejor
que yo y me anima a ser sincero. Me desnudo ante ti. Fuera todas las máscaras.
¿Me aceptarás? No lo
dudo. Mi vulnerabilidad atraerá tu misericordia. Estoy seguro.
Carlos Padilla Esteban
Fuente: Aleteia