La Conferencia Episcopal Española presenta el currículo de la materia, en la que también se trabajará la interioridad y la relación con Dios o el reconocimiento de la dignidad humana
Foto: Valeriano Merino |
Reconocer la dignidad humana,
asumir valores como el respeto, la gratuidad o la reconciliación, aprender a
resolver conflictos de forma pacífica, luchar contra la pobreza, la violencia o
la desigualdad entre hombres y mujeres, cuidar el medio ambiente o descubrir la
interioridad y la relación con Dios son algunas de las numerosas competencias
que adquirirá, por poner un ejemplo, un alumno de 4º de ESO que elija la clase
de Religión el próximo curso.
Así se recoge en el borrador de
currículo de Religión Católica para esta etapa elaborado por la Comisión para la Educación y Cultura de la Conferencia
Episcopal Española (CEE) y que ha publicado este lunes junto con los
del Segundo Ciclo de Educación Infantil y de Educación Primaria.
«Con ello deseamos ponernos a la
escucha de todos los agentes educativos relacionados con la enseñanza religiosa
escolar, y acoger posibles modificaciones que, en su caso, serán aprobadas por
la Conferencia Episcopal antes de su presentación al Ministerio de Educación
para la publicación en el BOE», afirman desde el citado departamento.
La ministra ya los tiene
La ministra de Educación, Pilar
Alegría, también tiene la propuesta, pues le fue entregada en una reunión
reciente con una delegación de la CEE encabezada por el secretario general y
portavoz, Luis Argüello. Un encuentro en el que Alegría reconoció que era la
primera asignatura con un desarrollo curricular tan avanzado.
El currículo plantea seis
competencias específicas, que son producto del diálogo entre el sistema
educativo y la teología, como fuente de la materia. Estas subrayan la dimensión
personal según la antropología cristiana; la dimensión social de la persona
(Doctrina Social de la Iglesia); el potencial transformador de la educación; la
dimensión cultural, el patrimonio, y el diálogo fe y cultura; la interioridad y
la dimensión espiritual; y, finalmente, la síntesis del mensaje cristiano.
Seis competencias
Cada etapa tiene en cuenta estas
competencias, adaptadas a la edad del niño. Así, en Infantil, la prioridad de
la Religión es el desarrollo emocional y afectivo del niño y, por tanto, se
enseñarán hábitos y valores «desde modelos de vida cristiana y relatos bíblicos
sobre Jesús de Nazaret». También se pone el foco en el respeto del entorno, de
la dignidad de la vida de todos y del cuidado de la naturaleza, algo que va
ligado «a la adquisición de las primeras habilidades sociales y de
convivencia», así como en el conocimiento y la admiración de las costumbres y
tradiciones religiosas. Por último, se recogen experiencias de relajación,
reflexión, silencio y contemplación.
En Primaria, se hace hincapié en
un primer momento en la identificación y gestión de emociones, afectos y
valores, así como las limitaciones, la incorporación de destrezas para la toma
de decisiones comunitarias y resolución de conflictos o el ya referido
anteriormente compromiso por la justicia social y la igualdad. Del mismo modo,
se da importancia al despertar espiritual y al descubrimiento de la relación
con Dios y al conocimiento del patrimonio cultural de la Iglesia.
Aunque en todas las competencias
de la clase de Religión discurre el mensaje cristiano de una u otra manera, el
currículo contempla una específica sobre esto a modo de síntesis. En ella, los
alumnos de Infantil reconocerán a Jesús como figura clave del cristianismo,
conocerán a la Virgen María, la Biblia, las oraciones y prácticas cristianas
más comunes, así como la riqueza de la interculturalidad. Todos estos
contenidos se van desarrollando paulatinamente hasta alcanzar en abordar en la
ESO el mensaje de Jesús como respuesta a la búsqueda de sentido, la doctrina
social de la Iglesia y la relación de esta con los derechos humanos y los
Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Se asumen los Objetivos de
Desarrollo Sostenible
En el texto aparece una decidida
apuesta por el diálogo con la sociedad, que se plasma, precisamente, en un
compromiso con los derechos humanos y más concretamente con los Objetivos de
Desarrollo Sostenible propuestos por Naciones Unidas.
«Creemos que Dios tiene un
proyecto de comunión para la humanidad, anunciado en Jesucristo: la superación
del mal y de la muerte, la construcción de la casa común, la fraternidad
universal, la inclusión de todos y cada uno de los seres humanos en un ámbito
de humanidad plena. Un horizonte que plenifica nuestro compromiso con los ODS»,
se puede leer en el texto de ESO.
Este diálogo le sirve también
para reivindicar, por ejemplo, que «el desarrollo espiritual y moral es un
derecho de todos los niños y niñas», según el artículo 27 de la Convención
sobre los Derechos del Niño.
Fran Otero
Fuente: Alfa y Omega