Uan Dung, joven ingeniero de origen chino en Navarra, y Natalia, boda anunciada
Uan y su novia Natalia tienen una historia de fe... él era ateo y pensó que podía refutar su fe pero... |
Uan Dung tiene 27 años y es ingeniero
industrial en una pequeña empresa de ingeniería cerca de Pamplona. Hace
apenas un año y medio se declaraba ateo y estaba convencido de que el cristianismo no
eran más que "mentiras para quitar libertad a la gente. Ahora está
muy ilusionado porque espera ser bautizado en Pascua de 2022.
El cambio llegó cuando conoció a Natalia. Era
la primera cristiana convencida joven que encontraba. Para refutar sus
creencias tecleó en Google "introducción al cristianismo"... y lo que
encontró fue el libro de Joseph Ratzinger. "Genial, un Papa, desmontaré lo
que dice y ya está", pensó. Pero resultó que lo que decía Joseph
Ratzinger era muy sensato. Y su vida cambió por completo. Ha explicado su
historia a ReligionEnLibertad.
Una familia sin lazos con el cristianismo
Los padres de Uan llegaron a España como refugiados de
la guerra entre China y Vietnam de principios de los años 80. "Se
conocieron aquí, donde nacimos mis dos hermanos y yo", explica. Son de
tradición taoísta, en casa tienen un pequeño altar
dedicado a los abuelos y en algunas fiestas encienden incienso, pero
no son muy devotos.
"Mis padres tienen una tienda, y lo único
que saben del cristianismo es lo que oyen decir a sus clientes sobre la
Iglesia, que siempre son críticas", detalla el joven ingeniero.
"No conozco muchas personas de origen chino en España, pero las que conozco,
que se hayan formado en el extranjero, no saben nada o casi nada del
cristianismo".
Viviendo en el centro de Pamplona, Uan y su familia
cada año veían pasar las procesiones de Semana Santa. Para
ellos sólo era una expresión cultural que no les despertaba
interés.
Una escuela católica que no transmitía fe ni razones
"Yo estudié en un colegio católico,
de religiosas, pero en mi clase no había ningún compañero creyente. Bautizados,
sí; creyentes, ninguno. Año tras año recibí clase de Religión. Ahí
aprendíamos alguna historia sobre la vida de Jesús y alguna escena del
Evangelio. Pero era sobre todo una especie de clase de Ética. Cuando algún
alumno hacía alguna pregunta, no te sabían responder. Había que creer porque
sí, era una fe basada en nada", lamenta Uan.
Después llegó a la Universidad Pública de Navarra, con
un ambiente especialmente antirreligioso. Uan cree que eso se puede deber, en
parte, a una rivalidad y "quizá envidia" hacia la Universidad de
Navarra, del Opus Dei, "que es muy potente".
"Yo entré en la universidad
considerándome ateo. Para mí, la religión era algo absurdo y
sin base, una superstición al mismo nivel que creer en horóscopos o
gatos negros que dan mala suerte. En el instituto habíamos estudiado
algo de filósofos ateos modernos, pero mi oposición no nacía de leer libros o
filósofos, sino de cosas que había oído o me imaginaba, del entorno".
Una chica cristiana y convencida
Y entonces, en julio de 2020, conoció a Natalia.
"Me gustaba de ella que se preocupaba por los demás incluso cuando ella lo
estaba pasando mal. Eso me llamó la atención", recuerda.
"Nuestra amistad creció rápido y en poco tiempo
empezamos a hablar de temas profundos. Ella me comentó que era
cristiana y me describió con gran detalle la importancia de Dios en su
vida", explica. Uan le respondió que, en su opinión, la religión era
contraria a la razón y algo superado por la técnica y la ciencia.
"Yo iba de ateo y quería convencer a Natalia
para que dejara el cristianismo. Yo pensaba que la religión te quita
libertad, te encierra, te controla la cabeza. Pero ella me decía que lo que
veía en su propia vida es que la fe cristiana era verdadera, buena e
importante. De hecho, era la primera persona de mi edad que yo conocía que
fuera cristiana convencida", añade.
Uan se dispone a refutar a Joseph Ratzinger, pero...
"Para convencer a Natalia de que el
cristianismo era una tontería, decidí buscar sus bases para desmantelarlas
y mostrar que eran mentiras. Pero, la verdad, yo no tenía muy claro cuáles eran
esas bases. Así que tecleé en Google: 'Introducción al cristianismo'. Pensaba
que saldría libros para niños, pero lo primero que apareció fue el libro de
Joseph Ratzinger. Creo que era la copia
online de la diócesis de Canarias. El nombre Ratzinger me
sonaba algo. Claro, era el Papa Benedicto XVI. Y pensé: ¡genial!,
desmonto lo que diga el Papa, demuestro que es una tontada, y ya está",
cuenta riéndose.
Uan se lanzó a leer el libro. Antes de 48 horas, toda
su cosmovisión había cambiado.
"El libro me sorprendió muchísimo", explica
con entusiasmo, "Estaba lleno de verdades abrumadoras. Pensaba
que su argumento sería: 'creemos en Cristo porque sí”. Pero lo que encontraba
es que se basaba en una razón imparcial, superobjetiva, que se
aguantaba muy bien'".
"Había algo que resonaba en mi interior, que
ya me resultaba familiar, me sonaba bien, pero no le había puesto nombre. Por
ejemplo, yo siempre participé en voluntariados con niños, con
refugiados... en mi casa me regañaban, me decían que me distraía de los
estudios. Pero yo sentía que tenía que hacer eso. Pero leyendo a Ratzinger
veía que eso forma parte de algo natural en el hombre, como la búsqueda de
Dios".
Cuando dos días después fue a hablar con Natalia le
explicó que todo había cambiado, que se le había abierto un horizonte nuevo
completo. "No eran un par de temas, era toda una visión nueva del
mundo y la vida", dice.
Una sensación de liberación
"Al creer en Dios, he visto que ha cambiado el
sentido de mi vida", señala. Y eso es liberador. "Yo iba
siempre estresado comparándome con los demás, con lo que otros
cobraban, lo que otros estudiaban, las carreras, másteres, títulos... Una
competición inacabable. Pero ahora, con la fe, todo eso no me
importa. Lo que importa en la vida es amar y vivir el bien. La fe me
quitó todo ese peso de encima", señala alegre.
Después de un año explorando la fe, no tiene
especiales problemas morales ni doctrinales. Lo que sí le apena es el rechazo
por parte de parientes y amigos ahora que Dios es parte de su vida. "Ya lo
esperaba y no me sorprende. Espero que con el tiempo vaya mejorando",
comenta. Invitará a su familia a su bautizo, claro, pero no está claro cuántos
irán.
Otra situación curiosa es que Natalia, en realidad, no
es católica, sino cristiana evangélica. "No me lleva ella a misa, la
llevo yo", comenta. "Con ella conocí gente de un par de
comunidades evangélicas, personas maravillosas, con fe fuerte y
sentido de comunidad. Pero su teología no me convenció, me chirriaba. Yo
estoy buscando la verdad y creo que la verdad la encuentro en la enseñanza
católica".
¿Boda con bendición papal?
Aunque católicos de la Universidad de Navarra le han
ayudado en este camino, su maestro en la fe ha sido Benedicto XVI y le ha
escrito una carta a Roma contándole al Papa emérito su historia de fe. También le
cuenta que Natalia y él se han comprometido en matrimonio. "Le rogamos
que nos envíe su bendición para que sepamos vivir con un profundo sentido
cristiano, tanto en lo que queda de noviazgo como en el enlace definitivo",
escribe en la carta.
"Si me mandan un visto bueno del secretario del
Papa para publicar esta carta ya me es suficiente", dice entre risas.
Pablo
J. Ginés
Fuente: ReL