Constata el daño, no sólo sanitario, del Covid en la Iglesia: los templos se vacían
| Muchas personas se acercan a él así / Facebook Parroquia de Santa María di Montesanto |
Dos largos años de pandemia, con
restricciones y el hegemónico ruido mediático que rodea al Covid, unido a la ya
de por sí rápida secularización que se estaba produciendo en Occidente, ha
provocado que a muchas iglesias acuda ahora menos gente. Existen personas
con miedo, especialmente entre los ancianos, que han dejado de ir. Pero
también, como advertía el cardenal Hollerich, personas que iban a la
iglesia por hábito podrían ya no volver una vez que se acabaron las
restricciones en los templos.
Si las personas no van a la iglesia,
la Iglesia saldrá a la calle a buscarlas. Esto lo ha llevado al extremo
el sacerdote Michele Madonna, párroco en Nápoles de Santa María di
Montesanto, un lugar que mezcla la evangelización callejera y la “Iglesia en
salida” con la Adoración Perpetua y otras muchas iniciativas en el interior del
templo.
La pobreza más grande, "no
tener a Dios"
¿Por qué ha decidido este párroco
protagonizar esta acción tan peculiar? “Lo hago por dos motivos: en el
Evangelio Jesús pide evangelizar, ir al pueblo, y también porque el Papa
Francisco habla de un ‘hospital de campaña’. Como salen las ambulancias a
llevar a los enfermos, yo también quiero salir al encuentro de la gente porque pienso
que hoy la pobreza más grande es no tener a Dios”, explicaba este
sacerdote a Napoli Today.
Este párroco, cuya iniciativa ha
llamado la atención en toda la ciudad, afirma convencido que ha notado que las
personas con las que se encuentra a diario “llevan mucho dolor por dentro.
Sienten el dolor de estos años porque esta emergencia sanitaria ha
provocado divisiones, angustias y soledades. Y Dios es una respuesta”.
El padre Michele no comparte el
eslogan de instituciones públicas y gobiernos como el “Salimos más fuertes” de
España, por ejemplo. “No ha habido una mejora, esto es algo que se puede
ver. Se debe a que la soledad ha aumentado, al igual que la división. Noto
un gran cierre. Nápoles es una ciudad preciosa, los napolitanos son fantásticos
y uno de los carismas de los habitantes de esta ciudad es su hospitalidad.
Todos en Nápoles están contentos porque son acogidos y ahora no veo esto: hay
un miedo muy grande”.
Con respecto a la iniciativa
pastoral que le ha llevado a salir en los medios, el párroco napolitano cuenta
al diario Avennire que las sucesivas olas en la pandemia “están
alejando a la gente de los sacramentos. Cada vez menos personas van a la
iglesia para asistir a misa y acercarse al sacramento de la penitencia”.
Pero al salir a la calle a confesar
ha visto la urgencia que hay por mostrar a Dios. “Cuando bajo a la calle a
confesar noto la necesidad de Dios en la gente, nunca tengo un minuto libre
cuando estoy allí: muchos sienten al verme la necesidad de acercarse al
Sacramento. Ha venido gente que se había unido a sectas satánicas,
miembros de la Camorra… He visto a gente perdonando de corazón a los asesinos
de sus padres…”, relata el padre Michele Madonna.
Tal y como recoge Il Mattino, la presencia del sacerdote en la calle ataviado
con las vestiduras litúrgicas va más allá de la administración de los
sacramentos. Está suponiendo una “presencia tranquilizadora” en un momento
de gran tensión. Las personas se paran, le saludan e incluso hablan con él
varios minutos para comentarle sus inquietudes.
"Los fieles nos
necesitan"
“Sentado en esa silla, esperando
para confesar a mis feligreses, noté que la gente se me acercaba y me
hablaba como si me conocieran de siempre. Me sonreían como lo hubieran
hecho con un amigo, estaban tranquilos, a pesar del Covid, al menos durante
unos minutos, parecía ser un miedo menos inminente de lo habitual”, señala.
El padre Michele insiste en que “los
fieles nos necesitan (a los sacerdotes), deben sentirse tranquilizados por
nuestra presencia: no podemos abandonarlos cuando deberíamos ser
indispensables”.
Reconoce que es una situación muy
compleja y que la pandemia puede ser “un fuerte golpe a la fe”.
“Si seguimos así, me temo
que en los próximos meses la fuga de las parroquias estará destinada a
aumentar: los sacerdotes debemos hacer todo lo que podamos, en la medida
de lo posible, para que esto no suceda”, afirma.
De este convencimiento le surgió
esta peculiar idea de confesar en la calle. Este párroco napolitano afirma que
en ningún momento ha parado las actividades, aunque no ha vulnerado las normas.
En su opinión, “hay que seguir adelante, con cautela y cumpliendo las reglas,
pero sin parar y sin miedo. Cuando me di cuenta de que confesar fuera de la
iglesia sería más seguro para todos, no dudé en hacerlo”.
Pero en la parroquia no sólo él
ha salido a la calle. Las redes sociales han sido potenciadas, aunque advierte
que nunca podrán sustituir a la presencialidad en la parroquia. Pero
además, el numeroso grupo de jóvenes sale a las calles a evangelizar y protagoniza
pequeños teatros en las plazas donde relatan distintos episodios bíblicos. Mientras
tanto, todo se sostiene con una potente adoración perpetua, donde los
parroquianos rezan 24 horas, 7 días a la semana, 365 días al año, ante el
Santísimo Sacramento.
Javier Lozano
Fuente: ReL





