La clave para permanecer todos los días conectados a nuestros sueños es no perder de vista el horizonte
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La pandemia
nos ha puesto en un sitio de grandes cambios que nos están impulsando cada vez
más a buscar nuevos horizontes. En medio de la fatiga, la tristeza y la falta
de esperanza las palabras del Papa Francisco cobran gran fuerza y nos
animan en este nuevo año que comienza a pensar en los grandes planes de nuestra
vida junto a Dios.
“Miren siempre
a los horizontes. No dejen que la vida le ponga muros delante. Siempre mirar al
horizonte”
Mirar el
horizonte es poner la mirada adelante fijándonos en un punto que parece
inalcanzable, pero que sabemos que está allí frente a nosotros. Con frecuencia,
perdemos esa capacidad de visualizar lo que soñamos cuando pensamos que los
sueños no son para nosotros o cuando creemos que es algo que tenemos que
alcanzar solos.
No pienses que no hay sueños para ti
Recuerda
que tú eres el resultado de un sueño divino. Nadie llega a
este mundo por mera casualidad y sin un propósito. Podemos pensar que no
estamos a la altura de poder soñar tan alto, pero lo cierto es que todos los
planes de Dios son grandes y nadie queda fuera de ellos. Solo necesitamos estar
seguros de que las metas que nos hemos fijado -por más pequeñas y simples que
parezcan- son buenas.
¿Eres una
fuente de alegría dentro de tu familia? ¿Llevas consuelo a tus amigos? ¿Das un
testimonio de vida a través de tu trabajo? ¿Acompañas a alguien enfermo?
¿Transmites un mensaje de paz en tu barrio? Muchas veces pensamos lo que
queremos hacer, pero te has preguntado ¿qué es lo que Dios quiere hacer
hoy a través de ti?
No dejes a
Dios fuera de tus sueños
El horizonte
es el punto de partida y el punto de llegada al mismo tiempo. Mirar al cielo es
mirar con Dios y pensar con Él cómo será tu futuro aquí y ahora. Un proyecto de
este tipo es el más ambicioso al que puedes aspirar, ya que son muchos los
desafíos que pueden surgir con un Dios para quien no existen imposibles.
Habla con Dios
y deja que Él te guíe.
Cuando Dios
nos quiere mostrar cosas grandes nos llama a seguirlo. Él nos enseña el camino
que nos lleva a cumplir nuestros sueños más profundos del corazón. Es un camino
de esfuerzo y al principio esto puede llevar a hacernos pensar equivocadamente
que perderemos muchas cosas, pero al final el resultado será que recibiremos
abundantemente.
Incluye a Dios
en tus planes, compártelos, pídele consejo y deja que te guíe. Él es quien da
la vida y sabe cuál es nuestro lugar en el mundo. Descubre lo que Dios sueña
para ti y para el mundo en el que te encuentras. ¿De qué se trata exactamente?
¿En qué actividades concretas te sientes llamado a hacer algo bueno?
“Siempre tener
el coraje de querer más, más, más.., con valentía…¡No tengas miedo!”
Soñar es de
valientes. Un sueño siempre nos reta a dar un paso de coraje. Esto es lo que
han hecho los santos. No se han conformado con la injusticia, las carencias o
la guerra de su tiempo y han luchado por más. Han dado un paso heroico por el
cual hoy les recordamos. El miedo paraliza y a veces quedamos inmóviles al
pensar que la realidad no se puede cambiar o que para hacer algo tenemos que
saberlo o controlarlo todo.
No pienses que
ya no hay nada más por hacer
A veces nos
convencemos de que una situación está perdida, la oportunidad ya ha pasado,
hemos llegado a un punto de la vida donde no hay vuelta atrás o creemos que ya lo sabemos todo,
que no hay más nada nuevo por descubrir. Que las cosas no pueden cambiar, que
nuestros planes no han funcionado o no han salido como los habíamos pensado.
Sin embargo,
los horizontes que nos muestra Dios solo los puede abarcar una mirada que esté
abierta a sus sorpresas, que nos llegan a través de la oración, otras personas
y eventos inesperados. La manera de mirar hacia el futuro sin miedo es
buscando sostén y consuelo en Dios.
Con Dios,
mirar al futuro no nos dará miedo.
Recuerda que
Él hace nuevas todas las cosas, incluso aquellas que parecen haberse estancado.
Él nos protege al andar, sana heridas, interviene cuando nuestros pasos
comienzan a flaquear y Su providencia jamás nos abandona. La creatividad de
Dios es infinita y siempre nos lanza a nuevos caminos de amor para nosotros y
los que nos rodean.
No busques
excesivamente la seguridad y aumenta tu confianza
Ningún santo
que ha logrado cosas extraordinarias se lo ha retribuido a sí mismo. Todos han
pedido ayuda de todo tipo y se han refugiado en Dios en todo momento. No
existen sueños sin aventura, vértigo, cansancio e incluso -a primera
vista- peligros. Hay que lanzarse y salir al encuentro de la tarea que
Dios nos tiene preparada aunque no nos sintamos listos para ello.
La verdadera
seguridad no viene de las cosas exteriores, sino de permanecer unido a Dios.
Por eso, pasa tiempo con Él. Llena espacios de tu rutina con momentos
de encuentro como la oración, leyendo su Palabra o sirviendo a otros con obras
de amor. Estos pequeños actos te ayudarán a aumentar la confianza de que lo que
haces lo haces con Él a tu lado.
“…a la
vez, no olvidarse de mirar atrás, a la herencia que han recibido, la herencia
de la fe. Esa fe que ahora ustedes tienen en sus manos para mirar hacia
adelante. Tomá la memoria recibida, mirá el horizonte y, hoy, asume la realidad
y llévala adelante, hazla fructificar, hazla fecunda”
Para un
cristiano, la esperanza forma parte del camino que recorre.
La actitud del
cristiano hacia el futuro es de esperanza porque sabe que Dios se hace presente
en cada época a través de su vida y la de otros. Es por la fe que podemos
descubrir lo positivo que trae la historia recibida y la que queremos dejar,
pero a veces se nos olvidan los recursos que tenemos o simplemente limitamos
nuestra visión a un resultado.
No olvides los
recursos con los que cuentas
Todos los
santos tuvieron un sueño, especialmente en momentos difíciles cuando era
necesario un cambio de dirección con un nuevo horizonte al cual abrazar.
Pusieron sus dones y capacidades a trabajar bajo las manos de un plan amoroso
de Dios, e incluso algunos tomaron “la posta” de sueños ajenos haciéndolos
suyos para ayudar a lograrlos.
Piensa en los
recursos -por pequeños que estos parezcan- tanto materiales como
espirituales, que tienes hoy para perseguir un sueño. Dios te ayudará a
desarrollarlos y te dará las oportunidades para ponerlos en práctica. ¿Qué
dones has recibido? ¿Cómo puedes hacer un aporte? ¿Qué has aprendido del
pasado? ¿Tienes algo para compartir?
No pienses
solo en el resultado
El mero hecho
de luchar por los sueños tiene un impacto positivo en nuestras vidas aun cuando
los resultados los vean solo otros. Perseguir metas puede llenarnos de
virtudes, mejorar nuestra disciplina, pulirnos el carácter, llevarnos a
encontrar personas maravillosas que quizás nunca hubiéramos imaginado que
existían o convertirnos en un sueño para otro.
¿Cuántas cosas
has hecho movido por la fe sin saber exactamente lo que ocurriría? ¿Conoces a
alguien que tenga o haya tenido un sueño? ¿Puedes hacer hoy algo para trabajar
en él?. Los sueños se pueden extender. Esto hicieron muchos santos al cumplir
con los deseos que se habían trazado otros. Toda obra de amor con el tiempo
sigue tocando los corazones. Puede comenzar con alguien y terminar en otro con
un sueño cumplido.
Cecilia
Zinicola
Fuente:
Aleteia