Esta mujer, auténtica influencer en Instagram, muestra cómo es una familia cristiana
ReL |
Irene Alonso tiene 10 hijos además de Nazaret, que falleció
minutos después de nacer, pero pese a tener una familia tan numerosa se
considera “una madre
normal”. Precisamente, este es el objetivo que se ha marcado como instagramer,
con casi 80.000 seguidores en esta red social. Muestra al mundo que no es
ninguna heroína y que tener una familia numerosa no tiene por qué ser algo
extraordinario o destinado a superhéroes.
Esta madrileña ha publicado un libro donde habla de la realidad de
su familia y se titula Soy una madre normal (Ciudadela) ahondando en
ese concepto que pretende mostrar a través de las redes sociales.
Los diez hijos que tiene Irene son ciertamente algo extraño a día
de hoy. Pero insiste en que no se siente ni una valiente ni alguien que esté
por encima de otras madres. En su opinión, “esta generosidad nace del
agradecimiento. Veo que tengo una vida estupenda. Somos católicos y vivimos
nuestra fe día a día. Hay tantas cosas tan estupendas, como los hijos que no
son un adorno ni una carga en mi vida... ¿Cómo no voy a recibirlos si es lo que Dios quiere para mí? Yo
lo recibo como una gracia, un don. Estoy muy agradecida. Es un don
increíble”.
Profundizando en esta idea, esta madre instagramer hablaba
en Hacer
Familia de los problemas que muchas familias observan a la
hora de tener hijos. “Yo entiendo que es súper difícil. A nosotros nos mueve algo que es
mucho más potente que cualquier problema económico, de conciliación o laboral. Nosotros
tenemos nuestra base de nuestra fe, que es mucho más potente que todo esto.
Entiendo los miedos, pero, de verdad, os prometo que nosotros hemos vivido
situaciones totalmente diversas económicamente hablando, laboralmente hablando,
hemos estado arriba y abajo, y siempre hemos tirado para adelante. También con
la confianza que tenemos un Padre que cuida de nosotros, pero de verdad, que no
sea excusa, que hay soluciones siempre, que te organizas, que yo me organizo
mejor con diez que con uno, os lo prometo, y que es una hermosura tener una
familia grande. Cuando te ves inmersa en ella te das cuenta de que nada de lo
que te preocupaba era tan importante y que vas saliendo con una facilidad
asombrosa”, explicaba.
Sobre el aspecto más concreto de su fe, esta madre de 10 hijos
señalaba que “Dios está muy presente en nuestra familia, en nuestras
conversaciones y en nuestro día a día, entre nosotros con nuestros hijos,
como algo muy natural. Para
nosotros no es ir a Misa el domingo y ya está. O lo vives, o no lo vives.
No se trata de ser medio monje ni de hacer cosas raras, sino de la alegría de
saber que hay Uno que nos cuida y que siempre está con nosotros. Y eso sucede
aunque no lo veas o no seas consciente permanentemente”.
En consecuencia, esta faceta de su vida que muestra también en sus
redes sociales ha servido también en muchas ocasiones para ayudar a otras
personas. De este modo, contaba que su familia había llegado “a muchos corazones,
personas que han vuelto a rezar después de ver algún comentario, conversaciones
profundas… Este tema lo trato con mucha normalidad en mi cuenta, sin necesidad
de andar predicando todo el día. Quiero mostrar la vida de una familia que tiene un poquito de
fe, que vive con Cristo en medio”.
Nada de lo que cuenta podría hacerlo sin la ayuda de su marido,
Israel. Un matrimonio fuerte y unido es fundamental. E Irene tiene su opinión
particular, que relata en ABC: “A mí, en este
asunto, siempre me ponen verde, pero mi marido es más importante que mis hijos. Mis hijos llegaron un día, y algún
día se marcharán y yo seguiré con mi marido. A la única persona que he elegido
en mi vida es a él, pero para mí es fundamental. Al final, el cimiento
de la familia es el matrimonio y hay que tenerlo fortalecido: la comunicación,
estar juntos, buscar tiempo para estar solos, ser un poco novios toda la
vida..., es fundamental. Si nosotros dos estamos bien, alrededor puede pasar lo
que sea porque podremos con todo. Por eso es importante trabajar para estar
fuertes los dos juntos”.
En estos años no le han faltado pruebas a esta familia, algunas de
ellas muy duras. Su tercer hijo nació muy prematuro y llegó a estar en la UCI.
Pero el acontecimiento más
duro fue la muerte de Nazaret, que murió unos minutos después de
nacer.
Irene cuenta que “su muerte fue un hito. Es un shock para la vida,
para la familia. Aún así, pienso que es algo precioso tener un hijo en el
cielo, yo lo digo siempre. Un hijo quiere estar con su mamá y el día que yo
esté con ella, el encuentro va a ser la pera limonera. Pero es muy duro porque
no estamos preparados para esto. Nunca piensas que un embarazo vaya terminar
así, y menos siendo un caso tan raro como que naciera enferma de cáncer.
Sientes que no es tu vida, que no te está pasando. Nunca pensábamos que algo así
podría ocurrir. El día que enterramos a nuestra hija nos dimos cuenta de que
qué mejor que acoger a nuestros hijos, los que Dios quiera, como una bendición. Te das cuenta de que la vida no te
pertenece. Pensamos que lo controlamos todo, pero no es así. Se supera con
mucho amor de la familia y con mucha oración”.
Religión en
Libertad contó en su momento el testimonio en profundidad de Irene
sobre la muerte de Nazaret y cómo
este acontecimiento de sufrimiento de manera paradójica salvó a su familia.
Este es el último que decía esta madre al relatar el papel de la
pequeña Nazaret: “mi hija
murió, sí. Pero como consecuencia de aquello, nacieron Yago, Francisco, Mateo,
Israel, Esteban... Ellos lo saben, y hablan de su hermana con naturalidad,
y cuentan con ella cuando la necesitan, y cada día la tenemos presente. Mi
marido y yo nos queremos…con nuestras crisis y nuestros problemas, pero gracias
a aquello, sabemos que, si se pide, se tienen fuerzas para superar hasta lo más
impensable. Ella llegó a una familia destruida, y dejó una familia unida. Su
vida vale. Su paso por este mundo fue indeleble”.
Fuente: ReL