Con motivo de los 60 años de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino, Fasta, un nutrido grupo de sus miembros visitó al Papa Francisco y mantuvo un encuentro con él
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| Audiencia privada de FASTA con el Papa Francisco (Cortesía de FASTA) |
Peregrinos a la Ciudad Eterna,
agradecieron al Papa Francisco, en palabras del padre César Garcés Rojas,
presidente de Fasta, porque, entre otros motivos, “nos toma de la mano y nos
lleva”, “nos impulsa a salir de nuestros cómodos centros y salir a la
periferia”.
“No deje de soñar con la Iglesia
de un futuro mejor”, le pidió el padre Garcés al saludar en nombre de todos los
concurrentes y los que se unieron espiritualmente desde todos los países donde
está presente esta familia.
Ante peregrinos llegados desde la
Argentina, Costa Rica, España, Ecuador, República Democrática del Congo, Perú y
Brasil, como confirmaron a Aleteia, el Papa Francisco dejó de lado el discurso
que tenía pensado leer por considerarlo “aburrido”, e inmediatamente recordó
con cariño su relación con el fundador el padre Aníbal Fosbery O.P., fallecido
en mayo de este año.
Se conocían
desde jóvenes, aunque Fosbery era algunos años mayor, como el propio Francisco
recordó. El fundador de Fasta era de los “grandes”, y Bergoglio era de los más
chicos. Llegaron juntos a jugar al fútbol en San José de Flores.
Eran años y un barrio, recordó el
Papa con cariño, de “pelea clerical” entre sacerdotes que promovían vocaciones
religiosas y diocesanas. En ese ambiente, sintetizó, nació la vocación del
fundador de Fasta.
“Aníbal hizo una opción, una
opción que sus enemigos siempre tildaron de ideología. Y no era así. Como
Arzobispo tuve presiones muy serias de no incardinar a los chicos. (…) ‘No
porque es gente ideológica, es la ultraderecha de Fasta, fachista…’. Yo lo
hablaba con él, y nunca encontrábamos eso”, evocó Francisco, y expresó que en
la Fraternidad “había una cierta originalidad, que después la conocí en el modo
de proceder.
“Es un estilo, un estilo eclesial
que tienen ustedes y que tienen que cuidar. Por eso yo les diría que cuiden ese
estilo, que es esencialmente eclesial. Es un estilo nuevo, eclesial”, pidió
Francisco.
“Aníbal nunca dejó de ser
dominico. No hizo un cisma. Cuando había una fiesta, una ordenación en Santo
Domingo, Aníbal estaba allí”, insistió, y refirió que “las acusaciones que le
hacían sí eran ideológicas, ponían ideología donde no había”. Aunque el Papa
reconoció que “es verdad que hubo problemas”, “como en toda organización, hay
problemas normales, pero fueron problemas que se solucionaron desde dentro y
con el diálogo”, aclaró.
“Por eso yo quisiera agregar mi
más sentido homenaje a su fidelidad a la Iglesia. Un hombre fiel a la
Iglesia, fiel a su orden religiosa. Y también agradecer a los dominicos que lo
dejaron hacer”, agregó Francisco, a la vez que pidió a los peregrinos que
“nunca pierdan lo que él les enseñó. Meterse, meterse, conversión desde
adentro. ¿no? Y cuiden las vocaciones”.
Asimismo, a Oscar Carlos
D’Agostino, que además de acompañar a Fosbery ayudó a Bergoglio cuando estaba
en la Acción Católica.
En su historia siempre tuvo
encuentros con el padre Fosbery, concluyó Francisco. “Primero como discípulo
menor, compañero de juego, compañero de Acción Católica, compañero de seminario
en lugares distintos, (…) como yo provincial, y él en los dominicos, y después
ya como Arzobispo”.
Desde el cariño y la fraternidad,
y con las mismas palabaras con las que bromeaba con Fosbery, pidió: “Sigan con
esta bendita ‘ne-fasta’ que él creó, y con la originalidad, sean fieles al
carisma. Porque es la única manera de no equivocarse”.
En el discurso no leído, Francisco
repetía los mensajes de gratitud, felicitación y recuerdo del padre Fosbery,
reconociendo su intención de “contribuir a la aplicación de las enseñanzas que
brotaban del Concilio Vaticano II”.
“Y hoy, vemos cómo su Fraternidad
ha acogido el mensaje conciliar y ha puesto en marcha diversos proyectos para
la evangelización de la cultura, la juventud y la familia, creando una gran
variedad de instituciones educativas, como colegios, universidades, y
residencias universitarias en diferentes partes del mundo. Asimismo, la
Fraternidad Santo Tomás de Aquino para sacerdotes y la Fraternidad Apostólica
Santa Catalina de Siena para consagradas es un valioso servicio para hacer
madurar los carismas de enseñanza en todos los fieles, incluidos aquellos que
se han consagrado al Señor”.
Esteban
Pittaro
Fuente: Aleteia






