Mira a tu alrededor, ¿acaso no notas su presencia en el mundo? El escritor Claudio de Castro advierte de una realidad contra la que luchar y explica cómo vencer
![]() |
| Karol Porwich/East News |
Empecemos por el principio, como decía mi
abuelita en Costa Rica. Todo tiene un inicio. «El demonio existe. Es real». Las
Sagradas Escrituras nos advierten con suficiente claridad:
«Someteos, pues, a Dios; resistid al Diablo y él huirá
de vosotros»
Santiago
4, 7
Es evidente que ya muchos no creen
en la existencia del demonio, por tanto se descuidan y no se
defienden ni luchan contra las tentaciones, ni hacen propósitos
fuertes de enmienda. El pecado es algo natural en sus vidas. No
se percatan que ponen en riesgo una maravillosa eternidad al lado de Dios. Es
como si una venda les impidiera ver las cosas espirituales.
Incluso dentro de la Iglesia escuchas en
ocasiones lo mencionan como «el mal» o lo que es peor, un mito.
No le prestan atención a sus acciones,
sino que te dicen: «Eso que llaman demonio en realidad es el mal del mundo,
pero no es un ser vivo».
Presente en el mundo
Es un tema que me gustaría obviar, alejarme de él, pero por
negar una realidad o no verla no lograrás que deje de existir y
no te ponga en peligro a ti y a tu familia y al mundo entero.
Mira a tu alrededor, ¿acaso no notas
su presencia en el mundo?
Es un ser muy poderoso, demasiado, y no
es fácil de vencer, pero tampoco imposible. El Catecismo del Iglesia, un texto
que suelo recomendar a los católicos que lean, nos dice de él:
Sin embargo, el poder de Satán no es infinito. No es más que
una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre
criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios.
Aunque Satán actúe en el mundo por odio
contra Dios y su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños —de
naturaleza espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física—en cada
hombre y en la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con
fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo.
El que Dios permita la actividad
diabólica es un gran misterio, pero «nosotros sabemos que en todas las cosas
interviene Dios para bien de los que le aman» (Rm 8,28).
CIC 395
Mis vivencias con el demonio
Te hablaré de mi experiencia personal.
Dime si te ha ocurrido igual.
He notado que la oración nos mantiene
en la cercanía de Dios. Él siempre escucha nuestras plegarias y las responde
con ternura.
Cuando rezamos con fervor, recibimos
innumerables gracias que fortalecen nuestra alma.
El demonio lo sabe y hace lo imposible para alejarte de la
oración. Tiene a su favor siglos de experiencia analizando, estudiando la
conducta humana, nuestras debilidades.
Solía preguntarme qué hace el demonio
para debilitarnos y llevarnos a pecar, a ofender a Dios con tanta
facilidad.
Me he percatado que cuando dejo de rezar, me alejo de Dios, soy
vulnerable, me debilito y soy propenso a cometer pecados.
Empieza entonces un ciclo interminable que solo la confesión, la
oración y los sacramentos de nuestra Iglesia rompen.
1.
Te desanimas.
2.
Te alejas de la oración.
3.
Rezas cada vez menos porque estás
desanimado
4.
Pecas sin dolor de conciencia y te
hundes cada vez en un pecado peor.
5.
La oración deja de ser parte de tu
vida.
6.
Pierdes la paz.
¿Sientes desánimo? Acude a Dios
Qué fuerte es el desánimo. Llega
silencioso, no lo notas ni lo ves venir y de pronto se apodera de ti. Hay
tantas formas y es tan fácil.
Te encuentras en un grupo de la Iglesia y
sientes que nadie te presta atención, y piensas: «¿qué hago aquí?». Te
esfuerzas si ningún resultado aparente. Crees que te hablaron mal o no valoran
tus acciones. Hay tantas cosas que influyen en el desánimo.
La vida es hermosa y vales mucho. ¡No te
dejes!
Las Sagradas Escrituras vuelven
en nuestro auxilio. Me encanta recomendar a mis lectores y a todos los
católicos que vuelvan a las Escrituras. Lean la Biblia, fortalecerán sus vidas
familiares, espirituales, laborales. La Biblia nos da ánimos para
luchar:
«De hecho, ustedes todavía no han sufrido más que
pruebas muy ordinarias. Pero Dios es fiel y no permitirá que sean tentados por
encima de sus fuerzas. En el momento de la tentación les dará fuerza para
superarla».
1 Corintios 10, 13
¡Ánimo! No nos dejemos engañar por el
demonio y sus viejas tácticas. Rezo por ti, reza por nosotros y caminemos
juntos hacia la santidad que Dios nos pide.
¡El buen Dios te guarde y te bendiga!
«¡Feliz el hombre que soporta la prueba! Superada la
prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que le
aman»
Santiago
1, 12
Claudio de Castro
Fuente: Aleteia






