La fiesta de San Fermín se celebra cada 7 de julio y es una de las que tiene más proyección internacional por sus impresionantes encierros, al tiempo que atesora una profunda raigambre espiritual
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Imagen de San Fermín en la iglesia de San Lorenzo en Pamplona. Crédito: Zarateman (CC0 1.0) |
Detallamos 5 datos relevantes
desde el punto de vista religioso sobre esta importante fiesta.
1. ¿Quién fue San Fermín?
Aunque se fecha su nacimiento en
Pamplona en el siglo III, los primeros vestigios documentales que se tienen
sobre la vida y obra del santo navarro datan del siglo VIII. Según la
tradición, era hijo de un senador romano, que se convirtió junto a su familia
por la predicación de San Saturnino de Toulouse.
Fermín fue ordenado sacerdote en
Tolosa y consagrado como primer Obispo de Pamplona a los 24 años. Tras predicar
en su tierra natal, marchó a difundir el Evangelio a las Galias, donde fue
capturado, azotado y enviado a prisión en la localidad de Beauvais, en la
actual Francia. La muerte del gobernador le permitió salir del trance con
vida.
Como quiera que la predicación en
Amiens obtuvo mucho fruto, fue apresado de nuevo y decapitado el 25 de
septiembre a finales del siglo III o principios del IV, según distintas
fuentes, dentro de la persecución ordenada por Diocleciano. Uno de los
conversos, el senador Faustiniano, recuperó el cuerpo y le dio cristiana
sepultura.
Según detalla el sitio web Primeroscristianos.com,
“San Salvio, Obispo de Amiens, encontró su sepultura en el año 615, guiado por
un rayo de luz”. En el año 1186, el Obispo Pedro de París llevó a Pamplona una
reliquia del santo y se popularizó su devoción.
2. El 7 de julio, pero no sólo
A San Fermín se le recordó
primero el 25 de septiembre, coincidiendo con la fecha de su martirio, su dies
natalis. Pero en 1590 la fiesta se trasladó, a petición del Ayuntamiento, al 7
de julio siendo Obispo de Pamplona Mons. Bernardo de Sandoval y Rojas.
Sin embargo, el 25 de septiembre
se sigue recordando la fecha de su martirio con el llamado San Fermín
Chiquito.
También se conmemoraba la fiesta
del Traslado, en recuerdo de la llegada de las reliquias del santo a Pamplona
el 10 de octubre, según la Real
Academia de la Historia.
Por otro lado, se celebra la
fiesta de las reliquias el domingo siguiente al 13 de enero, fecha en la que se
hallaron los restos de San Fermín..
3. Actos litúrgicos
Más allá de los conocidos
festejos taurinos y las fiestas civiles, el Arzobispado de Pamplona desarrolla
en estos días un amplio programa de actos litúrgicos que comienzan cada 6 de
julio con la celebración de las vísperas.
El 7 de julio, a las 10 de la mañana,
se realiza la procesión y tiene lugar la Misa solemne. También está prevista la
ofrenda infantil, que este año tendrá lugar el próximo martes 11 de julio, y la
llamada Misa de mayores, el jueves 13.
El 14 de julio se cierran las
celebraciones litúrgicas con la Misa de la octava de San Fermín.
Además, desde principio de año se
organizan las llamadas “Misas de la escalera de San Fermín”, que coinciden con
los días 1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo, 4 de abril, 5 de mayo, 6 de
junio y 7 de julio, como reza la popular canción.
4. No es el patrón de Pamplona,
pero sí de Navarra
Aunque la creencia común pueda
atribuir a San Fermín el patrocinio de la ciudad de la que fue primer Prelado,
lo cierto es que el patrón de Pamplona es San Saturnino, cuya fiesta se celebra
el 29 de noviembre.
San Fermín es patrón de Navarra,
junto a San Francisco Javier. En el siglo XVII, se produjo un conflicto entre
javieristas y ferministas. Por un lado, el Ayuntamiento de Pamplona y el
Cabildo de la Catedral proponían al obispo y mártir. Por otro, la Diputación
del Reino y la Compañía de Jesús se decantaban por el religioso
misionero.
El conflicto fue tal que tuvo que
intervenir el Papa Alejando VII, quien decretó el patronazgo conjunto en 1657.
5. Protector antes de los encierros
La carrera por las calles de
Pamplona que realizan decenas de personas delante de los seis toros que cada
tarde se lidian durante las fiestas se inicia con un rezo a San Fermín, para
pedir la protección y que haga uso de su “capotico”.
Con esta expresión se hace
referencia a la ayuda que el santo pueda brindar a los corredores en caso de
peligro, distrayendo a los toros que amenacen sus vidas usando un capote (pieza
de tela utilizada por los toreros) sobrenatural.
El rezo se realiza minutos antes de
la suelta de los cornúpetas, con una canción ya tradicional:
La tonadilla, que concluye con el
grito “¡Viva San Fermín!”, se repite tres veces frente a una hornacina en la
que hay una imagen del Santo a pocos metros de los corrales donde aguardan los
astados antes de correr.
Por Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI Prensa