Una buena parte de los jóvenes con fe la pierden al dejar de ir a misa... pero puede prevenirse
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En determinadas edades, no es raro para los padres que sus hijos opongan cierta resistencia
para ir a misa los domingos. Los argumentos pueden consistir en que
"es aburrido" para los más pequeños o que tienen "otros
planes" si son más jóvenes. Lo cierto es que de no poner medidas, la
pérdida de la práctica religiosa, de la misma fe y de su influencia en el día a
día acaba siendo una realidad.
Aunque no hay muchos datos fiables al respecto, algunas organizaciones
como la Fundación Santa María (Fundación
SM) elaboran detallados informes y estadísticas que lo confirman.
En 2017, su Informe Jóvenes
Españoles recogía que un 13% de los jóvenes va a misa al menos una vez al mes
o con más frecuencia. Otro 7%
va en festividades como Navidad o Semana Santa y un 78% no van nunca o
prácticamente nunca. También elaboraron un estudio sobre los jóvenes
colombianos en 2021 y aunque se plasmó una mayor práctica religiosa, se
mostraba la misma idea: del 65% de los jóvenes que se declaran católicos, menos
de la mitad (el 46%) se define como practicante.
Según estos datos, la fe comienza a perderse a partir de los primeros años de adolescencia y juventud y una de las primeras muestras de ello es la renuncia a la práctica religiosa, concretada en la ausencia en misa.
¿Cómo pueden
los padres enfrentar este fenómeno? ¿Basta con obligar a sus hijos a
ir a misa o hay otras cosas que pueden hacer para mantener a sus hijos en la fe
y "ponérselo fácil"? Recogemos algunos consejos y medidas propuestas
por sacerdotes, familias y especialistas en educación religiosa y orientación
familiar.
1º "No dejar de
sembrar" y rezar por los hijos
Tengan la edad que tengan, el Padre Adolfo, sacerdote e
influencer, anima a los padres a meditar en la parábola del reino de los cielos
y el sembrador y ponerla en práctica con sus hijos que están dejando de
practicar la fe: "Queridos padres, sigan sembrando, no se cansen nunca. Dejen que sea Jesús quien dé el
fruto, confíen sus hijos a Dios porque Él es su padre antes que
vosotros. No dejen de sembrar, porque son los primeros responsables de la fe,
amor y esperanza en sus hijos".
2º La importancia de la coherencia
Silva,
Domenech y Bronchalo, los tres curas del programa Red de Redes, han destacado en
varias ocasiones que "los hijos tienen dos cámaras que están apuntándonos
constantemente" y que por ello, "la coherencia es muy
importante". De este modo, Bronchalo advierte de que no sirve de nada
estar hablando de caridad todo el día pero luego rechazar a quien te pide un
favor, o llevar a los
niños a la Iglesia pero luego despotricar de alguien en la mesa.
Domenech explica que no es un proceso drástico, sino que "se
empieza por muy poco". "Hay padres que dejan de ir a misa un domingo, y eso le está enseñando a los
hijos que ir a misa es relativo; desmonta la escala de valores que están
formando", dice. Se trata de un planteamiento que afecta a todo, incluso a
los viajes: "¿Irás de
vacaciones donde sabes que no podrás ir a misa? ¿O te aseguras de
evitar esos sitios? A tus hijos entonces se les queda en la cabeza que la
misa es tan importante que incluso justifica no visitar un
país", dice.
3º Padres, ¿por qué vais a misa?
El portal Faith,
de la diócesis de Lansing, coincide con los sacerdotes en que los padres son los primeros
responsables de que sus hijos mantengan la fe como actores directos.
Por ello, dirige a las familias una pregunta: "¿Por qué vais a misa?". "Tus hijos te ven como un
modelo, ¿vas a misa por obligación o por la relación que tienes con Dios y tu
comunidad de fe? Si vuestros hijos ven desde la infancia que la misa trae
alegría a felicidad vidas, ese recuerdo perdurará hasta la adolescencia".
4º No todo es diversión...
pero siempre ayuda
El mismo portal incide en que esa felicidad no tiene porque ser
solo durante o después de la misa. De hecho, recomienda a las familias que
pongan en práctica o actualicen algunas tradiciones que recuerden de su
infancia en los momentos más felices. Por ejemplo, levantarse temprano para hacer tortitas u otros desayunos
divertidos o escuchar -si es tolerable- la música favorita de sus
hijos de camino a misa. "Dejarse arrastrar por discusiones a la hora de ir
a misa" es algo que no debe ocurrir.
5º "No es
negociable"
Pero no todo será siempre un camino de rosas. Consciente de que
habrá momentos donde "hacerlo fácil" no valdrá de nada, la
especialista en educación la periodista y madre Theresa Civantos Barber explica
a su hija pequeña que el ir
a misa "no es negociable". Y no tiene por qué ser sinónimo de "severidad".
"Dejar que eligiesen ir o no ir a misa desde pequeños tiene
tanto sentido como dejarles elegir ponerse el cinturón, lavarse los dientes o
comer verduras. Vamos a misa el domingo. Es lo que hacemos en nuestra familia,
y debemos tener la intención de convertirlo en un hábito no negociable de la cultura familiar",
explica.
6º Explicar los
"porqués"
Que sea algo innegociable tampoco quiere decir que sea irracional.
La misma periodista recuerda que en más de una ocasión, su hija le ha dicho que no quiere ir a misa porque
"es un rollo". En estas situaciones, enfatiza que también a ella
le resultaba aburrido ir a misa de pequeña, pero que ahora se trata de su
actividad favorita y que en el futuro también lo será para ella.
Recuerda una conversación concreta, a la que respondió: "Dios
nos dio todos los días, horas y minutos de nuestras vidas. Miles de horas para
divertirnos, jugar y disfrutar. Él solo nos pide darle una hora a la semana para ir a
Misa el domingo. ¿No crees que deberíamos hacer eso?". Minutos después de
una buena explicación la madre se sorprendió viendo a su hija de rodillas ante una imagen de la Virgen exclamando:
"¡Estoy jugando a que voy a misa mamá".
Otro de sus consejos es tener un lugar de oración en el hogar, mostrando a los hijos
que la fe es un pilar en su vida y que "no solo se va a misa porque
tengamos que hacerlo, sino porque queremos".
7º Mejor en misa explicando que en la guardería
jugando
Emma Follett, joven madre graduada en Periodismo y Teología, se
mostró preocupada cuando la "suerte" era que su hijo se durmiese en misa. La
alternativa es la de muchos padres con hijos pequeños, gritos, carreras… Buscando
medidas para educar a su hijo en el buen comportamiento en misa, descubrió
algunas ideas que no solo pueden mejorar la conducta de los pequeños, sino
enseñarles a apreciar y
valorar desde niños la importancia de la misa.
Una de ellas es responder
a las preguntas de los hijos sobre el sacramento, en las que pensarán,
o explicarles las partes
más importantes de la misa mientras tiene lugar -del tipo "ahí
está Jesús"-, lo que permite hablar de ello una vez concluida. Se
trata de una alternativa positiva a los cuartos de niños traseros de las iglesias, que desaconseja.
"Es preferible estar en misa. Y si no es posible, no ponga a los niños a
correr o a jugar, pues asociarán su mal comportamiento con una
recompensa". También anima a que si se llevan "distracciones",
que en lugar de juguetes sean libros relacionados a la misa, como cuentos religiosos, la Biblia para
niños o "mi primer misal".
José María Carrera
Fuente: Religión en Libertad






