Religiosas y laicos recorren el barrio de El Bercial; José Vicchi, vicario parroquial, lo cuenta
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Evangelización de la parroquia Santa María de los Ángeles |
Alcohólicos que recuerdan nostálgicos sus raíces
religiosas. Personas alejadas de la fe que se enternecen ante la mirada de una
religiosa. Insultos, bulos y campañas en redes. Enfermos que reciben consuelo. Jóvenes que "entre tripi y
tripi" acuden buscando sentido. Y muchas personas
agradecidas.
Son imágenes que recordarán en la parroquia de Santa María de los Ángeles (Getafe,
cerca de Madrid). Ha sido su primera misión popular de
evangelización en las calles. Tuvo lugar del 15 al 24 de septiembre.
José Gabriel
Vicchi, sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado y vicario parroquial
del templo convocante, explica que salir a las calles a evangelizar imita al
pastor "que sale a buscar a la oveja perdida, la respuesta a ese mandato de Cristo que nos envía a ir
y predicar el Evangelio", explica a Religión en Libertad por
teléfono.
"Felices de ver misioneros en las calles"
Durante la semana y media que ha durado la misión, unos 45
misioneros provenientes de todo el mundo -fundamentalmente religiosas en
formación, seminaristas y feligreses locales- han recorrido prácticamente todos
los rincones de El
Bercial, un barrio de Getafe de unos 20.000 habitantes.
Han visitado domicilios
y colegios, bendecido un sinfín de casas, atendido enfermos y necesitados y
escuchado a todo aquel que les interpelaba en busca de consejo o
compañía.
"La acogida ha sido muy buena, incluso en las visitas a las
casas, que puede ser lo que más llame la atención. En general, la gente estaba feliz de ver
misioneros en las plazas. Jóvenes y adolescentes y otras personas
llamaban a la parroquia pidiendo que se les visitase", explica.
El sacerdote asegura que personas alcohólicas de las calles o 'de
mala vida' se sienten
atraídas al ver "algo de Dios". Los que pasan por
dificultades, "ven la alegría y desinterés de una monja" y se acercan. También sucedían
casos "llamativos" con jóvenes, que mientras fumaban porros en las
calles se acercaban a los nuevos discípulos al ver en ellos a alguien que puede ayudarles y
ofrecerles sentido.
Otros "son atraídos recordando la fe de su infancia. Personas
que reciben un misionero en su hogar con el que pudieron rezar, como si recibiesen a Cristo que les
visita, una buena confesión o un enfermo al que se le dieron los últimos sacramentos… Por eso
vale la pena todo el esfuerzo de una misión", asegura el sacerdote.
Visitar hogares y bendecirlos
La visita y bendición de los hogares es uno de los pilares de
estas iniciativas de evangelización. Tanto que afirma que "no hay misión sin visita [a las
casas]", pues los vecinos "están recibiendo a alguien de la Iglesia, a Cristo que
te visita".
El mismo Jesús pide a sus discípulos anunciar la Buena Nueva en
los hogares (Mateo 10: 14-15).
El párroco tiene experiencia realizando este tipo de
evangelización. Y ha comprobado que visitar y bendecir hogares "es algo
que predispone a la fe",
se sea o no creyente.
"Ayuda a recibir la gracia. Se lleva el agua bendita, hacen
la oración de bendición y se arroja el agua. Ayuda mucho a la gente, trae paz,
es un momento de oración
familiar y algo que predispone a recibir la gracia. Puede que esté
olvidado, pero da muchos frutos y hace mucho bien", explica.
Estas visitas permiten "informar de la misión, anunciar, preocuparse por rezar juntos,
bendecir, preguntar si hay enfermos que quieren recibir los
sacramentos".
También es "un
modo de entrar" en los hogares, aunque sea por lo que tiene "de
llamativo". Y es que una de las principales dificultades de esta labor es
la tan temida "puerta fría" por los comerciales, con la diferencia de
que aquí no solo no se vende nada, sino que en muchos casos el rechazo o los
prejuicios son la norma.
Dificultades: ofensas de los
hostiles y miedo al rechazo de los fieles
Aunque la acogida de la gente fue buena en su mayoría, hubo
algunos casos de insultos,
difamaciones y bulos u otras ofensas.
El 20 de septiembre, Getafe Capital se
hacía eco de algunas campañas de vecinos hostiles a religiosas y seminaristas.
"A mí me da miedo", "¡La santa Compaña!" o "El Cuento
de la Criada", se mofaban algunos grupos de WhatsApp.
"No es fácil por el sistema de la sociedad, que es muy
adverso. Ponen trabas y dificultades, lo que ya dijo Cristo al enviar a sus
discípulos `como ovejas en medio de lobos´. Hay mucha reticencia, se habla de libertad, pero se ve
que siguen poniendo trabas a las actividades de la Iglesia",
explica Vicchi. También hay "miedo
y respetos humanos" de los propios católicos a "salir, ser
rechazados y perseguidos".
"La fe hay que vivirla
en público, llevarla en alto, sin miedo"
¿Qué puede llevar a que decenas de personas que podrían
conformarse pensando en la mayoría cultural católica de España asuman estas
amenazas y salgan a evangelizar?
El párroco habla por sus fieles y religiosos misioneros al
recordar que "Cristo envió" y que "hay que evangelizar,
respetando a las personas, pero sin recluir a la Iglesia a un edificio, porque no es lo que
Él ha querido".
La fe, dice, "hay
que vivirla y expresarla públicamente" y "no basta con vivirla de
modo privado".
"Cristo dijo que no se encienda una lámpara para ser
escondida, sino para que brille y para que al ver la luz, todos den gloria. El
católico tiene derecho a
expresar su fe, la fe hay que llevarla en alto, sin miedo", anima.
¿Quieres una parroquia
apostólica? 4 pautas para empezar
Aunque las parroquias que llevan a cabo este tipo de iniciativas
no son una mayoría, cada vez son más las que se involucran en ello. Muchas no
se deciden por no tener otros ejemplos o mismamente por no saber cómo dar el
primer paso. A todos ellos, Vicchi dirige una pequeña "guía" para preparar su primera misión:
1º Presentar
el proyecto al obispo, "que da el poder espiritual para poder llevarlo
adelante".
2º Involucrar
a otros párrocos cercanos o del arciprestazgo, que pueden prestar
mucho apoyo.
3º También a
los fieles de la parroquia: debe darse protagonismo a los fieles, hay que
acoger a los misioneros, darles de comer, alojarlos… es la parroquia la que se
tiene que involucrar. Y solo gracias a la ayuda de los fieles en los muchos
trabajos necesarios sale adelante esta labor.
4º La importancia
de visitar los hogares: "Es como un pilar, casi que no hay misión sin
visitas. Se bendicen, se reza en familia como algo propio y atrae mucho:
ofrecer la bendición de la casa, que es un sacramental, es como una técnica que
predispone a la fe y a recibir a los misioneros.
José María Carrera
Fuente: Religión en Libertad