¡No dejemos de lado a
nuestros abuelos!
Demasiado
alejados o demasiado cercanos, demasiado estrictos o demasiado permisivos,
entrometido o indiferente… La lista de reproches que los padres dedican a los
abuelos puede llegar a ser larga. Sin embargo, lo necesario es dar un pasito
hacia atrás y ganar perspectiva para establecer una comunicación auténtica y
encontrar un equilibrio sano.
15,1 millones
de abuelos en Francia
En 2011, el
Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos de Francia (INSEE),
estableció un censo de 15,1 millones de abuelos, de los cuales 8,9 millones
eran mujeres y 6,2 millones eran hombres. Las mujeres se convierten en abuelas,
de media, a los 54 años, y los hombres en abuelos a los 56.
Después de los
75 años, abuelos y abuelas tienen una media de 5,2 nietos. Sin embargo, el
número de nietos es muy variable. Algunos son abuelos de un único nieto (9% de
los abuelos), mientras que otros tienen 10 nietos o más (12%).
La encuesta
SHARE sobre abuelos y paternidad en Europa, publicada por la
Universidad Paris-Dauphine en 2014, revela que el 7% de los abuelos franceses
cuidan habitualmente de sus nietos. Son el 2% en Suecia y Dinamarca, dada la
presencia de estructuras de puericultura y ventajosas ayudas familiares; son el
17% en España, el 22% en Italia y el 33% en Rumanía.
En Alemania,
Países Bajos y Reino Unido, se anima a las mujeres a trabajar a tiempo parcial
una vez llegan a la maternidad y, por tanto, tienen menos necesidad de recurrir
a los abuelos para cuidar de los hijos. La mitad de los abuelos franceses
asumen el cargo de sus nietos en casos de imprevistos (enfermedad del niño,
guardería cerrada, canguro ausente) o durante las vacaciones escolares.
¿Cómo conseguir
construir relaciones sanas y auténticas entre padres y abuelos?
Padres, agradezcan los servicios prestados por los abuelos. Lo hacen por gusto,
no es su obligación. Merecen su gratitud. No abusen de su
disponibilidad. Que ya no trabajen no quiere decir que no tengan otras
ocupaciones.
Abuelos, digan sin rodeos si una situación les resulta pesada. Si ustedes
preferirían no recoger más a su nieto los jueves después del colegio porque les
gustaría inscribirse en una nueva actividad o porque están cansados, díganlo,
los padres encontrarán otra solución. Y no se sientan culpables por ello, ser
abuelos no les convierte en niñeros y niñeras con disponibilidad las 24 horas
del día los 7 días de la semana. Existen otras posibilidades para cuidar de los
niños.
Padres, tengan el valor de decir lo que sientan. Si su madre o suegra se ofrece
voluntaria para bañar al recién nacido, respondan con sinceridad “¡Por
supuesto, gracias!”, si es buen momento para que les alivien un poco la carga,
o bien “No, gracias, preferiría hacerlo yo”, si sienten la proposición como un
desposeimiento.
Abuelos, sean delicados con los padres. Supriman las frases
autoritarias del tipo “descansa, que le voy a dar un baño al pequeño”, y
utilicen mejor algo como: “¿quieres que le dé un baño al pequeño?”, por las
razones vistas antes. Algunas madres no consideran esta ayuda como un servicio,
sino como una apropiación de su hijo, sobre todo si se trata de un(a)
primogénito/a.
Padres, tengan la capacidad de dar marcha atrás si los abuelos no actúan
como lo harían ustedes. ¿Los niños se acuestan más tarde de lo que es
costumbre en su casa? ¿No comen comida orgánica? ¡Por no hablar de cosas más
graves! Ustedes toman las riendas tras la vuelta a casa y los niños saben que
las cosas pueden ser diferentes en según qué entorno.
Abuelos, respeten la educación que sus hijos han elegido para sus
nietos. Ustedes ya no son los educadores principales. Aprendan a escuchar a sus
hijos sin juzgarles. Aprendan a dar su opinión sin imponerla. Aprendan a
felicitarles.
Padres, no sientan celos de la relación abuelos/nietos, tal vez más “agradable”
que la relación padres/hijos, ya que no existe ese vínculo de fuerza o de
autoridad. ¡Ya les llegará su turno de tener nietos para mimarles sin tener que
regañarles! Permitan que sus nietos disfruten de esa relación,
dejen que se establezca esta relación abuelos/nietos para que escuchen, que se
beneficien de esa transmisión de valores y de historias familiares, que se
asiente ese respaldo, ese sostén de felicidad para las dos partes y que,
además, es importante para el desarrollo del niño, que encuentra en los abuelos
otro pilar de apoyo en términos de seguridad afectiva.
MATHILDE DE ROBIEN
Fuente: Aleteia






