¿Eres muy activo en la profesión y en tu actividad social? La
oración no está reñida con la acción
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Shutterstock | Estrada Anton |
¿Eres de los que pediría que los días fueran de 30
horas? ¿Estás siempre inmerso en actividad, en
el trabajo y en las relaciones sociales? ¿Te zambulles, desde que te levantas
hasta que te acuestas, en una montaña de acciones parecidas a las de “Fast
& Furious”? Todo eso es fabuloso. Sin embargo…
Hay quien ve
en ese huracán de actividades una dificultad
para dejar
espacio a Dios. Y nos da infinita pena no estar más cerca de
Él, ¿verdad?
En el día a día, los whatsapps, el vínculo continuo
a internet, el trabajo, la familia y las relaciones sociales… puede parecer que todo
eso es bueno y nos apasiona pero no nos permite acordarnos
de Dios. ¿Eso es así realmente o se puede vivir de un modo cristiano en
medio de la acción?
Con esta
velocidad de vértigo en la que estamos sumergidos, uno solo se acuerda de Dios
quizá cuando va a acostarse y se encuentra a solas consigo mismo. O el
día en que le llega la noticia de que ha muerto un familiar. O cuando se acerca
la Navidad y
alguien comenta en la radio que hay un “sentido profundo”.
Un tuit de Jesús
Para los multitareas, los que andamos
con la agenda apretada, Jesús propone en el Evangelio un consejo muy breve: es
un tuit.
El tuit de Jesús dice así:
“Una sola es necesaria” (una sola cosa es necesaria).
Marta, María y Lázaro eran
tres hermanos amigos de Jesús. Muy pero que muy amigos. Se tenían absoluta
confianza, se querían. En uno de los encuentros que Jesús tiene con las
hermanas, en su casa, Marta está contenta de tener a Jesús ahí (la cristiana
activa, que se mueve y que trabaja) y va preparando las cosas, seguramente una
comida con lo mejor que puede preparar, porque Jesús va a comer con ellos.
Imagínate a Marta yendo a buscar agua al pozo, haciendo fuego, preparando las
verduras…
Marta, por su
parte, se queda escuchando a Jesús, que habla. No
sabemos cuál era el tema de conversación, pero lo que sí dice el Evangelio es
que ella “se
sentó a los pies de Señor”. Un gesto de acercamiento y de disposición
a estar pendiente de lo que diga Él. Es una actitud pasiva,
porque recibe las palabras de Jesucristo, pero al mismo tiempo activa, por eso
dice el Evangelio que estaba “escuchando”, no solo oyéndole como quien atiende
a un invitado solo por cortesía. Le escuchaba.
Ahí, en Marta
y en María, estamos los multitareas: Marta
la que trabaja y María la que hace oración.
Marta está
convencida de que su trabajo es imprescindible, y lo es:
alguien tiene que hacer que la casa esté a punto y que se prepare la comida,
por supuesto. Y Jesús, ¿cómo no va a ser consciente de eso?
Pero Jesús
quiere dejarnos claro que el trabajo -los miles de tareas diarias- es
importante, pero no exclusivo.
Recuerda el
tuit: “Una sola (cosa) es necesaria”.
Cuando Marta
se queja -porque al final, el que solo se dedica a trabajar explota y se
queja-, es el “burnout de
Marta: “Vino a Él y le preguntó: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me ha
dejado para hacer todo el trabajo yo sola? Dile que me ayude'”. ¡Está harta!
Comienza con un “Marta, Marta”. La llama
por su nombre y dos veces. Porque la quiere. Porque conoce el corazón de Marta
mejor que ella misma y quiere hacerle notar que Él no solo le habla a un nombre
sino a la mujer completa, también a su alma.
“Marta,
Marta, tú te afanas y te acongojas distraída en muchísimas cosas; y a la verdad
que una sola es necesaria”. Y ahí va la explicación: “María
ha escogido la mejor parte”. La parte de María es la
contemplación.
En nuestra
vida, Jesús
quiere que trabajemos con la mirada puesta en Dios, que nuestro trabajo se sume
a la Redención. Así se vive como Marta y María y no hay
quiebras.
Jesús no nos
pide abandonar las tareas -apasionantes- del trabajo, de la familia, del
deporte, de la actividad económica, social, política… Nos pide que lo vivamos
todo unido a “la mejor parte”, que es la contemplación. Eso es la presencia
de Dios, el trabajo vivido con coherencia.
Es trabajar
ofreciendo a Dios nuestro trabajo, es ir a la misa porque le dedicamos ese
tiempo a agradecer el sacramento de la Eucaristía, es hacer un parón de oración
a diario, es mirar a los demás como los miraría Jesús, es rezar en el autobús o
en el coche, es querer a mi familia como Jesús quiere…
Ser multitasking y cristiano es compatible. No es ir como loco por la vida de modo
irreflexivo. Es ser Marta y María, siempre unidos a Jesús. Su consejo es un
tuit para recordar cada vez que veamos que la acción nos acelera y nos invade:
“Solo una es necesaria”.
*El pasaje de Marta y María se encuentra en
el Evangelio de san Lucas 11, 38-42.
Dolors
Massot
Fuente:
Aleteia