El sacerdote católico de la Diócesis de Maiduguri (Nigeria), P. Christopher, lleva ayuda a los refugiados de Pulka en el estado de Borno, a pesar del peligro que conlleva viajar a la pequeña ciudad
Imagen referencial. Crédito: Dominio Público |
El P. Christopher indicó a la fundación pontificia Ayuda a la
Iglesia Necesitada (ACN) que las personas que han sido desplazadas por Boko
Haram en el norte de Nigeria se ven obligadas a vivir como refugiados en
tiendas de campaña dispersas en Pulka, donde enfrentan todavía el peligro de
ataques.
En el informe del lunes 13 de diciembre, el sacerdote señaló que
se arriesga cada vez que viaja a la pequeña ciudad para servir a las personas
que tienen una profunda necesidad de aliento.
“Hay ataques continuos y algunas personas mueren. No es nada
fácil, y tampoco es simple llegar. Ir y venir es siempre un riesgo, pero para
mí es importante hacer todo lo posible para ayudar a estas personas”, resaltó.
La fundación agregó que muchas de las víctimas de Boko Haram
todavía están en calidad de refugiados en su propio país, y que si bien “el
peligro no ha pasado”, la Iglesia sigue “brindando consuelo y esperanza” a los
refugiados.
Además, relató la historia de Naomi, una nigeriana que vio cómo
mataban a su madre hace años. La imagen de la brutalidad de Boko Haram todavía
está fresca en su mente y le hace experimentar pesadillas.
“No quiero que haya noche. Ojalá fuera siempre de día. Mis noches
están llenas de miedo, ansiedad, pesadillas”, dijo la mujer.
Naomi indicó que los terroristas irrumpieron en su ciudad,
obligándola a “casarse” con un miembro de Boko Haram o presenciar cómo uno de
los insurgentes extremistas asesinaba a alguien de su familia.
Según la fundación, Naomi es solo una de los más de 30 mil nigerianos
desplazados en Pulka, como es el caso de Charles, un joven de 33 años y padre
de familia con cuatro hijos, que también afirma tener pesadillas recurrentes.
El refugiado indicó a ACN que revive con frecuencia el tiempo en
que estaban escondidos. “Como los terroristas solían atacar de noche, salíamos
del pueblo en cuanto empezaba la noche y nos escondíamos en la maleza. Muchas
noches todavía sueño que estoy escondido”.
ACN informó que Charles y Naomi ahora viven en uno de los 20
campos de refugiados en el estado de Borno. El P. Christopher indicó que los
ataques de Boko Haram cambiaron las vidas de ambos por completo.
“Los musulmanes son mayoría en el estado de Borno, pero Naomi y
Charles son cristianos. Sin su fe, muchas personas no hubieran podido soportar
tanto sufrimiento”, remarcó.
El sacerdote explicó que los militantes primero intentaron asustar
y amenazar a los cristianos, tratando de obligarlos a convertirse. Cuando
fracasaron, comenzaron a volverse más violentos.
“Los sacerdotes tuvieron que esconderse en las montañas, pero los
insurgentes de Boko Haram continuaron hostigando y persiguiendo a la gente”,
lamentó. “Con el tiempo, la situación se tornó tan difícil que entre 2015 y
2016 muchas personas decidieron empacar sus pertenencias y salir del país,
cruzando la frontera y buscando refugio en Camerún”.
Naomi relató que huyó a Camerún y lo dejó todo, una decisión que
no fue fácil.
“Nuestros pies estaban hinchados y con ampollas, y fue demasiado
para nosotros. Mi hermana fue capturada por Boko Haram, pero tenía un bebé en
brazos y esa fue la única razón por la que la dejaron ir. Da la casualidad de
que no era su bebé, solo lo llevaba en brazos en ese momento, pero le salvó la
vida. Muchas otras personas, como mi madre, fueron asesinadas”, lamentó.
Charles señaló que la situación de Nigeria sigue siendo muy
precaria y explicó que “fueron refugiados en Camerún, luego regresamos y hemos
estado viviendo aquí durante dos años, pero la situación sigue siendo
insegura”.
“Estamos viviendo una vez más en nuestro propio país, en nuestra
propia área, en nuestra querida Pulka, pero vivimos como refugiados. Estamos
más cerca de nuestra casa que cuando vivíamos en Camerún, pero una vez más
vivimos en peligro”, resaltó.
Por su parte, Naomi indicó que el P. Christopher estaba trabajando
desinteresadamente para restaurar la esperanza entre los refugiados que lo han
perdido todo por los ataques de Boko Haram.
“La vida en Camerún era tan difícil que pensamos que nunca
volveríamos a tener esperanzas”, lamentó. “El P. Christopher es una fuente de
inspiración para nosotros. Cuando estamos deprimidos, nos da valor. Él es un
verdadero padre para todos nosotros y está tratando de llenar los vacíos en
nuestras vidas que dejaron nuestros familiares desaparecidos, porque muchos de
ellos fueron asesinados. Nos cuida como si fuéramos su propia familia”, agregó.
Naomi dijo que Dios los está ayudando y agradeció “a tantas
personas en todo el mundo que no nos han olvidado. Oramos para que Dios pueda
dar fuerza a todos estos benefactores”.
La refugiada agregó que la Navidad es un momento particularmente
difícil para la comunidad católica en Pulka.
“Antes de la crisis, la Navidad era una época de gran alegría,
porque nuestros familiares solían venir de muy lejos y celebrar junto con
nosotros. Cuando comenzaron los ataques, la Navidad dejó de ser lo que había
sido antes; no podíamos cantar villancicos en la comunidad ni visitar las casas
de otras personas; ni siquiera podíamos salir de nuestras casas por la noche.
La situación era tan peligrosa que la Navidad dejó de ser una fiesta y no
pudimos celebrarla”, lamentó.
Charles agregó que “celebrar la Navidad es difícil en nuestra situación. La
mayoría de los que vivimos en Pulka lo hemos perdido todo”.
“El Evangelio me da la fuerza para enfrentar todo este sufrimiento
y soportar todo lo que enfrentamos cada día. Jesucristo predijo el sufrimiento
que estamos atravesando. El sufrimiento es parte de ser cristiano. Nuestras
vidas están en sus manos. Me llena de esperanza cuando recuerdo las palabras de
Jesús, que nos recompensará al final de nuestras vidas. Jesucristo es mi salvación,
y eso es lo que celebro en Navidad”, remarcó.
Naomi indicó que esta Navidad lo que más necesitan los refugiados
son productos básicos como alimentos y medicamentos.
“Lo que más necesitamos aquí es comida, carpas y ropa. Incluso
estamos viendo algunos casos de cólera ahora y no tenemos ningún lugar adonde
ir para recibir tratamiento médico. También sería un regalo recibir ayuda con
nuestros estudios académicos; algunos de nosotros éramos estudiantes antes de
los ataques extremistas y tuvimos que renunciar porque no teníamos dinero para
continuar”, remarcó.
El P. Christopher dice que la situación de los refugiados en Pulka
“es hermosa y dolorosa al mismo tiempo”.
“Han perdido sus hogares; han perdido a muchos seres queridos,
pero viven la virtud de la esperanza y celebran la vida. Confían en la Iglesia,
porque es ella quien escucha sus súplicas y siempre se esfuerza por secar sus
lágrimas”, agregó.
El sacerdote espera que para Navidad muchas personas sientan el
deseo de ayudar a los refugiados en Pulka y que estos recuperen su salud
física, espiritual y mental.
“Anhelan la paz en sus vidas, que la paz regrese a sus hogares.
Nuestro deseo es muy simple; simplemente queremos vivir una vida normal y
volver a la vida que teníamos antes”, señaló.
ACN informó que están buscando donaciones para apoyar una variedad
de proyectos a favor de los refugiados de Pulka, que incluye a unos 14 mil
católicos.
Los proyectos de ACN previstos consisten en un pozo para
proporcionar agua a los refugiados, la reconstrucción de la casa parroquial de
St. Paul en Pulka para que el P. Christopher pueda volver a vivir allí, y
ayudar a 23 catequistas que trabajan entre los refugiados de Pulka, tanto en
Nigeria como en Camerún.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en ACI África.
Fuente: ACI Prensa