Esperamos ciertos comportamientos y palabras y cuando no se dan llega la decepción, pero hay algo mejor que exigir y presionar
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Si no
tuviera tantas expectativas sería más feliz. Mi felicidad interior, la paz que
me habita, están unidas con las expectativas que tengo sobre la vida, sobre los
demás, sobre las cosas que pasan.
Miro a las personas y espero ciertos comportamientos de
ellas, espero que digan ciertas palabras o anhelo que adopten ciertas
actitudes.
Pero no funciona así. Las cosas no son como yo espero. Y me defraudan.
No se comportan como a mí me gustaría. O las cosas no suceden, las que yo
quería.
¿Cuáles son esas expectativas que me frustran
cuando no se cumplen? Son promesas no formuladas o incumplidas.
Promesas que creo que Dios me ha hecho, cuando no es así. Los tiempos de
Dios son distintos a los míos.





