Signo de nuestra salvación
«La señal del cristiano, único camino para
conquistar la unión con la Santísima Trinidad, condición puesta por Cristo para
seguirle. Motivo de gozo y esperanza, signo de nuestra salvación»
Los
cristianos sabemos que la señal que nos identifica es la Santa Cruz. Lo
aprendimos en el catecismo y el Evangelio nos enseña que cualquiera que se
disponga a seguir a Cristo tiene en ella su única brújula, la que va a guiarle
por el camino que lleva a la unión con la Santísima Trinidad. Es la condición
puesta por Él: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese
a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame» (Lc 9, 23). San
Juan de la Cruz lo recordaba con estas palabras: «Quien busca la gloria de Cristo y no busca
la cruz de Cristo, no busca a Cristo». La cruz exige renunciar por
amor a Él y al prójimo a lo que más cuesta. Quien no la acepta no sabe amar.
Requiere coherencia, disponibilidad, valentía, etc. Dios rechaza la tibieza.
Cuando la cruz se acepta con alegría resulta liviana; fortalece y dispone para
superar las dificultades que se presentan.