El P. José Buzzo, sacerdote uruguayo que vive en Hong Kong desde el 2014 compartió su experiencia sobre la forma en que la Iglesia Católica realiza la evangelización en una cultura milenaria
P. José Buzzo en colegio de Hong Kong. Gentileza: P. José Buzzo |
El P. Buzzo, Vicario Regional de
la Prelatura del Opus Dei en Asia del Este, vive en Hong Kong con una población
aproximada de 7 millones 400 mil habitantes. De ese total, unas 400 mil
personas se declaran católicas.
“Es un privilegio poder ver con
tus ojos cómo arraiga la semilla del Evangelio en culturas tan lejanas a
nuestra experiencia”, pero también es un desafío “comunicar el mensaje según
los modos y el lenguaje propios de esos lugares. Son culturas milenarias” dijo
el P. Buzzo en entrevista al quincenario “Entre
Todos” de la Arquidiócesis de Montevideo (Uruguay).
El sacerdote doctor en Derecho
Canónico expresó su alegría al ver que el “modesto trabajo” que realizan “se
complementa muy bien con el trabajo de las diócesis”.
Los sacerdotes dedican
“abundantes horas” a la confesión y la dirección espiritual. “Ofrecemos una
formación espiritual a los fieles que lo deseen, fomentando el deseo de santidad en
la vida diaria, que es el carisma del Opus Dei”.
“En algunas diócesis se pasa por
un tiempo de escasez de vocaciones sacerdotales y a los párrocos a veces les
cuesta conseguir tiempo para este acompañamiento. A su vez, nosotros no
seríamos capaces de encargarnos de una parroquia”, explicó el P. Buzzo.
Aún así, “Dios fomenta
vocaciones, no solo para la Obra. Varios chicos han ido al seminario diocesano.
Y hace pocos días una joven a la que acompaño espiritualmente me escribió para
compartir su alegría: ha decidido ingresar a un instituto de vida consagrada”,
afirmó el sacerdote.
El P. Buzzo destacó la
“hospitalidad propia de los orientales” y dijo que la fe se vive
“sustancialmente del mismo modo en todos lados” con “un especial aprecio por lo
ritual o el pragmatismo propio de aquellas culturas”.
“Se vive con conciencia de ser
una minoría y lo comunitario es importante. Hay variedad de iniciativas
católicas de caridad y educación (cerca de 300 escuelas). Pero cada uno de esos
sitios responde diversamente ante el mensaje cristiano”, agregó.
“En Taiwán, los católicos no
llegan al 1%, la gente es muy, muy amable, pero hay un importante apego a las
tradiciones ancestrales chinas. Creo que en China continental
hay una apertura mayor. En Hong Kong y Macao, por motivos históricos, ha habido
mayor exposición al cristianismo y los católicos son más del 5%. En Corea del
Sur, la presencia católica ha crecido mucho estos años y es de alrededor de un
15%”, precisó.
El P. Buzzo cree que para lo
anterior ha jugado en favor, “la creatividad de la caridad. Los católicos se
han movilizado para atender a los más desfavorecidos por la situación de
emergencia sanitaria”.
“Hong Kong tiene,
proporcionalmente, la Cáritas más grande del mundo: los fieles son generosos y
se han desarrollado multitud de iniciativas, también para la pandemia”,
aseguró.
También, algunas personas de la
Prelatura, presentes en los barrios más desfavorecidos, han conseguido
donaciones de tapabocas para las familias más necesitadas de las escuelas
diocesanas de Hong Kong.
“Recuerdo que una donación de
cuatro mil tapabocas reusables fue para los diecisiete preescolares diocesanos
hongkoneses. Pero las mascarillas eran demasiado grandes para los niñitos de
esas edades. Así que surgió la idea de que cada niño debía identificar entre su
familia o vecinos, quien estuviera más necesitado y obsequiarle lo recibido. De
ese modo, a temprana edad, se fomentaba en ellos la alegría de dar”, sostuvo el
P. Buzzo.
A pesar de vivir siete años en
Asia, el P. Buzzo se siente como un “recién llegado” porque cada día se
sorprende con los gestos y la forma de vivir el Evangelio.
“En aquella región no hay casi
prejuicios contra la Iglesia o las instituciones católicas. La gente está bien
dispuesta a conocer más de nuestra fe”. “Ser cristiano no es un código de
conducta ni una filosofía, sino un encuentro personal con Jesucristo que me
cambia desde dentro”, concluyó el sacerdote.
Por Giselle
Vargas
Fuente: ACI Prensa