Hay temporadas en que todo se nos junta y sentimos que no podemos más
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Entre el trabajo, la familia, la
salud, el estudio, el grupo de oración, el apostolado… sentimos que se nos cae
la vida como arena entre los dedos. Ahí el estrés
se apodera de nosotros (y que nos cuesta manejar).
Algunos somos más sensibles al
estrés y nos llenamos de ansiedad, angustia y hasta nos dan ganar de «tirar la
toalla»; dejar todo caer y echarnos a llorar o, por lo menos, lamentarnos.
¿Cómo aprender a manejar el estrés o sobrellevarlo bien?
Los
niños, cuando tienen cerca a sus papás, se desahogan con ellos, lloran y se
quejan, hasta que les consuelan y les dan alguna solución. Porque confían en
que alguien está para ellos.
Los adultos debemos aprender
a vivirlo con nuestras herramientas, buscar ese consuelo y
esa solución dentro de nuestros recursos. ¿Cuáles podrían ser?













