¿No habría que confesarse uno también de haber recibido la Eucaristía en estas condiciones?
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| Valery Sidelnykov I Shutterstock |
Mucha gente se confiesa de no ir a Misa, quizás
por imposibilidad. Personalmente creo más grave ir a Misa, incluso en días
festivos, sabiendo que se odia a alguien a quien se le niega el saludo, se
rehúye la mirada y se evita hablarle. A Misa no se va sólo físicamente, sino
con fe sincera. Entonces ¿no es importante confesarse y arrepentirse de haber
ido a Misa en estas condiciones?
Responde padre Valerio Mauro, profesor
de Teología sacramental (respuesta traducida y abreviada por Aleteia):
La frase con la que termina la pregunta del lector es digna de ser
subrayada. Ciertamente, no todos viven su fe por convención o costumbre.
Hay también, en el campo de la fe cristiana, las que llamamos «buenas
costumbres«. No hay que despreciarlas. A menudo nacen de una
educación recibida de pequeños, pero asumida personalmente como una actitud
convencida hacia el Señor y a cuanto se nos pide para vivir la fe en la
comunidad eclesial.
























